MASAI MARA

LA MEJOR RESERVA NATURAL DE ÁFRICA

 Situada al sudoeste de Kenya, en el condado de Narok, forma parte de la región del mítico Serengeti y se llama así porque los masai habitan dicha zona y por el río Mara que lo cruza. Sin lugar a dudas, este parque es famoso por su fauna excepcional.

Ocupa un área de 1510 kilómetros cuadrados en la zona del Gran Valle del Rift y comprende tres secciones: el Triángulo de Mara, Musiara y Sekenani.

La mayor parte del territorio es sabana salpicada por las distintas acacias. La fauna tiende a concentrarse en la zona occidental del valle, ya que el acceso al agua es más fácil. La frontera oriental del parque dista unos 224 kilómetros de Nairobi, la capital.

UNO DE LOS MEJORES PARQUES DEL CONTINENTE AFRICANO

Si tratamos de imaginar Kenya sin haber viajado nunca allí, lo que estamos imaginando es Masai Mara. Este es el parque por excelencia. Sus suaves colinas ondulantes tapizadas de hierba, las aguas achocolatadas del río Mara que hierven con el retozar de los hipopótamos, y la fauna rebosante, todo ello colma las expectativas de cualquier visitante que anhele contemplar los paisajes africanos y vivir de cerca la naturaleza salvaje.

Este es el parque que encabeza la lista de los indispensables. Ningún viaje a Kenya está completo sin una visita a Masai Mara. Es cierto que algunos animales, como leopardos o rinocerontes, no se encuentran fácilmente, al menos por uno mismo, y que los apasionados de la ornitología pueden saciar mejor su sed en otros lugares. Sin embargo, tanto leopardos como rinocerontes están bien representados aquí, y con más de 450 especies de aves, tiene poco que envidiar a los grandes santuarios de la avifauna kenyana.

La reserva, inaugurada en 1961, se localiza al oeste del valle del Rift y es la continuación natural de las llanuras del Serengeti, en Tanzania. El río Mara, la columna vertebral de la reserva, lo atraviesa de norte a sur para continuar su camino hacia el oeste hasta el lago Victoria, a través del parque tanzano. Este cauce es la barrera natural que deben atravesar cada año los grandes rebaños migratorios de ñus y cebras que se desplazan entre ambos parques. Más de un millón de ñus y 200.000 cebras se desplazan cíclicamente en busca de los mejores pastos, encontrando en su camino las riberas atestadas de cocodrilos. Cuando los rebaños vadean la corriente del Mara o sus afluentes, muchos animales mueren aplastados o ahogados y dejan en las orillas un amasijo de cadáveres malolientes, ofreciendo un festín incomparable a las inmensas bandadas de buitres. Desde julio hasta octubre Masai Mara está en pleno apogeo, con los visitantes estacionales poblando sus interminables praderas.

La ubicación de Masai Mara y su altitud, por encima de los 1.500 metros, determinan un clima suave y más húmedo que el de otras regiones del país. El paisaje de praderas herbáceas y la riqueza de nutrientes para los grandes rebaños se mantienen gracias a sus abundantes lluvias, que aquí duran desde noviembre hasta junio fusionando las dos estaciones de lluvias largas y cortas tan características en otros lugares de Kenya. Incluso fuera de temporada puede sorprender un chaparrón repentino, y las tormentas nocturnas suelen ser frecuentes.

La lejanía de Masai Mara respecto a los grandes núcleos urbanos a diferencia de otros parques, le permite conservar algo que cada vez es más raro en África: que los animales sean completamente libres, sin verjas ni otros obstáculos, e ignoran por completo las fronteras dibujadas sobre el papel, no solamente la que separa los dos países sino también la que delimita el área protegida. La reserva está rodeada al norte y este por la llamada área de dispersión, formada por ranchos comunitarios habitados por los masai y en los que existen las mismas e incluso mayores oportunidades de observar animales que en la propia reserva, a menudo excesivamente masificada.

LA TIERRA DE LOS MASAI

Y en todo este entramado ¿dónde encajan los masai? La tribu de nómadas pastores, antiguamente temida por su carácter guerrero, habita estos territorios desde hace muchos años. Cuando en 1911 el jefe Lenana firmó un acuerdo con el gobierno colonial, aceptaba vender sus tierras a favor del desarrollo urbano de Nairobi para desplazarse hacia el sur. Pero la región de Masai Mara había quedado ya despoblada durante el siglo XIX, cuando las epidemias y las guerras entre clanes diezmaron la población masai y la condujeron a un declive del que todavía espera recuperarse. Así, una vieja profecía masai que predijo la llegada de los extranjeros también auguraba un futuro en el que este pueblo recuperaría su antiguo esplendor.

Cuando se creó la reserva, en 1961, se hizo con el objetivo de proteger la fauna de una región desierta y salvaje donde los animales estaban sometidos a continuas matanzas indiscriminadas por parte de los cazadores blancos. La protección de esta área, entre otros factores, favoreció la reocupación del territorio por los masai, quienes gracias al estatus de la reserva pueden participar en la administración de la misma a través de los consejos de distrito. Aunque los conflictos por la tierra continúan en pie, la fórmula elegida para la preservación de este espacio natural trata de rendir compensación a los masai a través del turismo mediante la gestión de ranchos comunitarios, el comercio con los turistas y las visitas a las aldeas o manyatas. Todo ello ofrece una fuente de ingresos permanente.

El aspecto y la leyenda de los masai los ha rodeado siempre de un aura mítica de romanticismo salvaje. Pero lo cierto es que este pueblo se debate entre un férreo conservadurismo tradicional y la tentación se sumarse al progreso en busca de una vida más boyante. Su tendencia a aferrarse a las raíces les ha granjeado las simpatías y la admiración de los turistas anhelantes de escenas pintorescas, pero también el rechazo de muchos kenianos, que ven en la pervivencia de este modo de vida una molesta opción de autoexclusión social que lastra el desarrollo del país. N este tira y afloja, los gobiernos se han encargado de ilegalizar algunas costumbres masai, como la caza del león o la mutilación genital femenina (practicada también por otras tribus del país), mientras que otros usos tradicionales, como la alimentación a base de leche y sangre, caen en el olvido y se convierten en meros espectáculos para turistas.

Mientras, los visitantes llegan a Masai Mara esperando encontrar el sabor auténtico del África tribal sin conservantes en un país seguro y pacífico, sin furtivismo, sin ganado en las reservas y sin bandidaje. Una combinación imposible salvo que se condene a los masai a convertirse en empleados de parque temático, vistiendo sus shukas y enarbolando sus lanzas mientras los turistas están presentes y cambiándolos por camisetas y pantalones una vez que los wazungu se han marchado. Algo de esto puede observarse en las orejas perforadas de muchos camareros y cocineros en los lodges.

UNA RIQUEZA EXTRAORDINARIA DE FAUNA

Masai Mara es fauna en ebullición. Durante la estación seca entre julio y octubre, cuando los grandes rebaños de herbívoros habitan estas tierras, la concentración de fauna es un espectáculo que no tiene parangón en todo el mundo, evocando lo que debió ser toda África en tiempos de los grandes cazadores blancos.

Debe entenderse que Masai Mara es sobre todo una reserva para ver mamíferos. Aunque el número de especies de aves supera las 450, su geografía dispersa hace que la observación de pájaros sea más difícil y menos gratificante que en lugares donde la avifauna está más concentrada, como en Samburu o en los grandes santuarios lacustres.

En una reserva tan extensa, es útil saber dónde mirar y cuando. La segunda cuestión tiene una respuesta más sencilla. El atardecer, y sobre todo el amanecer, son los mejores momentos para observar animales. Especialmente al alba, los mamíferos nocturnos aún estás activos, mientras que los diurnos aprovechan estas horas de frescor para desplazarse o acechar a sus presas. Es en estos momentos cuando es posible asistir a una escena de caza, o simplemente contemplar a los grandes felinos moviéndose por la sabana, antes de que el sol caiga a plomo y busquen una sombra donde reposar el resto del día.

Durante las horas centrales del día, el calor excesivo imbuye en la sabana un estado de lasitud que se manifiesta en el comportamiento de la fauna. Los movimientos son lentos, una carrera es un esfuerzo excesivo y a menudo los animales se protegen del calor a la sombra de las acacias. Es por esto que los grupos de las agencias de safaris recorren los parques al amanecer y al atardecer, dejando a los turistas en sus alojamientos el resto del día.

Pero en realidad, las horas de calor son también muy interesantes para observar la vida salvaje. En primer lugar, la escasez de turistas permite disfrutar de los parques en soledad, sin las carreras frenéticas en busca de leones con los primeros rayos de sol. Además, los únicos animales que se encuentran con mayor dificultad durante las horas de sol son los felinos (que aún pueden avistarse entre la maleza o bajo los árboles). El resto de la fauna permanece visible y, a menos que únicamente se esté interesado en el “reality show” de la caza, se disfruta de sus recorridos a cualquier hora.

Queda una pregunta pendiente, y es dónde buscar animales. Los leones son indiscutiblemente los grandes protagonistas, la principal atracción de Masai Mara. Su población aquí es la mayor de Kenya, tan grande que es prácticamente imposible abandonar la reserva sin avistar a muchos de ellos. Se pueden encontrar en cualquier lugar, pero la llanura entre el río Mara y la sierra de Soit Ololol, al oeste de la reserva, es una buena zona para buscarlos, ya que suelen recorrer sus praderas en busca de caza y dormitar bajo sus dispersas acacias durante el día. Hay que detener el vehículo cada cierto tiempo e inspeccionar las sombras de los árboles con los prismáticos en busca de su característica melena negra. Esta zona es también de una gran belleza escénica, con los árboles de copa plana desvaneciéndose en la calima y dibujados contra las montañas azules en la distancia. Otro lugar frecuentado por los leones es el pantano de Musiara (Musiara Swamps), que en realidad permanece seco caso todo el año.

Los guepardos pueden encontrarse entre el Mara y Ololoi, así como en el área de Talek, a lo largo de la carretera entre Talek Gate y Sekenani Gate. Las solitarias praderas junto al Sand River también son un buen lugar para avistar a estos bellos animales tumbados a la sombra de una acacia. Otros felinos como servales y caracales también están presentes en Masai Mara, aunque los avistamientos son menos comunes.

Los leopardos abundan en Masai Mara, pero sus costumbres trepadoras y nocturnas los convierten en objetivos difíciles, habitualmente camuflados sobre las ramas altas de las acacias no lejos de los cursos de agua. En Masai Mara hay muchos árboles e infinidad de cauces, por lo que no es fácil divisarlos.

Las siluetas desgarbadas de las hienas manchadas corretean por la reserva a todas horas y frecuentan las grandes manadas, a la espera de los restos del festín de leones o guepardos. Pero lejos de esta imagen tópica de oportunistas que les ha granjeado la antipatía general, lo cierto es que las hienas también se ganan el sustento, pero habitualmente cazan de noche.

Los hipopótamos permanecen sumergidos durante el día en los múltiples remansos del Mara, sobre todo en la zona de Mara Serena Lodge junto al puente en el límite sur de la reserva. En este último lugar suelen tomar el sol una colonia de cocodrilos.

Los herbívoros pueden avistarse en cualquier lugar de la reserva. Los elefantes se alimentan de las frondes junto a los ríos y se les puede ver en grupos familiares cruzando las llanuras, así como alrededor de los pantanos de Musiara. Los rinocerontes negros son una presa difícil para el fotógrafo, ya que siempre andan a la carrera, escondidos en la espesura para ramonear de los árboles y arbustos, pero es posible observar su silueta lejana recortada contra el matorral sobre una colina en Rhino Lodge. En cuanto a los rinocerontes blancos, el furtivismo ha obligado a translocar algunos de ellos a otros emplazamientos más seguros, como el Parque Nacional de Nairobi.

Los elands, con su fornido aspecto de buey, pueden observarse en las cercanías de los matorrales y en las laderas de las colinas. Ñus, cebras, gacelas de Thomson y Grant, jirafas, alcelafos de Coke o kongonis, impalas, facoqueros y búfalos habitan en todas las regiones del paque.

Con respecto a las aves, las rapaces acaparan el protagonismo con más de medio centenar de especies. Los buitres son omnipresentes, volando en círculos sobre los rebaños acechados por los predadores, o en tierra a una distancia prudente de los leones y se presa fresca, o finalmente hundiendo con deleite sus picos y sus cabezas enteras en las vísceras de la presa, una vez que los leones y después las hienas se han repartido las porciones más suculentas. Los marabús, probablemente las aves más feas del universo, también rondan las fuentes de carroña. Todo ello sin olvidar un abanico amplio de aves de presa, desde los pájaros secretario hasta las grullas coronadas, búhos, turacos, cálaos, avutardas y un largo etcétera.

SAFARIS EN GLOBO

Los safaris en globo aerostático son una de las atracciones exclusivas de Masai Mara. La mayoría de lodges y camps ofrecen esta actividad. Si se viaja en un paquete de agencia el visitante debe preguntar a su agente de viajes u operador de safaris sobre esta posibilidad e informarse al respecto. 

El plan habitual es el siguiente: los pasajeros son recogidos alrededor de las 5:50 am y conducidos hasta el lugar donde se va a realizar el despegue. La maniobra de hinchar el globo forma parte del espectáculo. Una vez que el globo se eleva, los pasajeros tienen ocasión de contemplar el amanecer sobre las llanuras de Mara desde las alturas. el vuelo suele durar entre 60 y 90 minutos. Finalmemente, se acostumbra a incluir un "bush breakfast", un desauyno preparado sobre fogones de leña bajo un árbol de la sabana y habitualmente regado con champán.

ALOJAMIENTOS

Los lodges y camps han proliferado en los ranchos comunitarios alrededor de la reserva de Masai Mara, hasta tal punto que ahora la región cuenta con más de un centenar de opciones de alojamiento. Además, algunos operadores de safaris organizan campamentos privados fuera de la reserva para grupos pequeños que buscan una experiencia exclusiva al estilo de los safaris clásicos.

Dentro de la reserva se encuentran: Keekorok Lodge, Mara Serena Lodge, Mara Simba Lodge, Governor’s Camp, Little Governor’s Camp, Governors’s IImoran Camp, Governor’s Private Camp, Sarova Mara Camp y Mara Intrepids.

En el límite exterior se ubican: Masai Mara Sopa Lodge, Olkurruk Mara Lodge, Mara Fig Tree Camp, Kichwa Tembo Camp y Sekenani Camp.

Alrededor de la reserva se hallan: Enkewa Mara Camp, Mpata Club, Cottar’s 1920s Safari Camp, Mara River Camp, David Livingstone Safari Resort, Mara Safari Club, Siana Springs Camp y Mara Gypsy Camp.

El territorio de Masai Mara es en realidad una continuación del parque nacional del Serengeti y por lo excelente de sus instalaciones hoteleras y la gran diversidad de fauna que puede contemplarse en un maravilloso escenario natural y salvaje, colma plenamente las expectativas de cualquier visitante que se aproxima a estas tierras del África oriental. Vivir de cerca Masai Mara resulta, a no dudarlo, una experiencia apasionante e inolvidable.



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