En
el norte de la provincia de Burgos, más de 370 núcleos de población conforman
la extensa comarca de Las Merindades. En ella, el río Ebro, la Meseta y la Cordillera Cantábrica
han condicionado un paisaje contrastado, que posibilita la convivencia de
diferentes especies vegetales y animales.
La
diversidad vegetal existente origina un variado colorido en el medio natural,
diferente y atractivo en cada una de las estaciones del año. En definitiva, un
paisaje de ensueño: amplias depresiones y coloridos páramos; valles glaciares y
escarpadas montañas; grandes cavidades y desafiantes desfiladeros; saltos de
agua y caudalosos ríos; bosques autóctonos y empinadas praderas. Todo ello
representado en el paisaje de esta tierra.
Las
diferentes culturas que han poblado este territorio, desde el hombre
paleolítico en Ojo Guareña hasta nuestros días, nos han legado un importante
patrimonio.
El
arte románico tiene un nombre propio en Las Merindades: numerosas iglesias y
ermitas, de reducida dimensión y buena unidad de estilo, salpican el mapa
comarcal. El gótico también ha dejado buenos ejemplos de iglesias y
monasterios.
Los
abundantes castillos, torres defensivas y casas fuertes existentes confirman su
belicoso pasado contra los invasores del territorio. Pero estas construcciones
también son los restos de las luchas banderizas por el poder local entre los
linajes de los Salazar y de los Velasco.
La
casona blasonada, símbolo del esplendor económico de varios siglos, está
presente en la mayoría de los pueblos. En Las Merindades encontramos varios
conjuntos monumentales. Una mención especial merece la casa popular basada en
el modelo montañés, que tiene en la solana su elemento más singular.
La
tradición y la fiesta aún siguen vivas en esta comarca. Romerías y festejos
populares continúan reuniendo año tras año a los habitantes de Las Merindades y
a curiosos visitantes que se acercan hasta aquí para descubrirlas. En los meses
estivales numerosas localidades celebran animadas fiestas, sin olvidarse de los
mercados semanales, las ferias ganaderas y otros acontecimientos culturales.
Por
su parte, los productos gastronómicos gozan de merecida fama gracias al empleo
de materias primas de calidad y su cuidada fabricación artesanal.
ORÍGENES: LOS PRIMEROS POBLADORES
Las
abundantes cavidades existentes en la comarca sirvieron para albergar a los
primeros pobladores. En la
Prehistoria, hace más de cuatro mil años, los antepasados
comenzaron a abandonar las cuevas y fueron evolucionando su forma de vida.
Antes de la llegada de los romanos, numerosos pueblos como autrigones y celtas,
ocuparon el territorio y dejaron su huella impresa. La agricultura y la
ganadería fueron sustituyendo a la caza, y el hombre comenzó a establecerse en
pequeñas aldeas.
La
presencia romana legó una importante red de calzadas de comunicaban los puertos
cantábricos con los núcleos del interior. El final de esta época estuvo marcado
por la defensa del territorio de los pueblos bárbaros que llegaban del norte.
La
Edad Media fue la
época más esplendorosa de Las Merindades. El norte fue el reducto contra la
invasión musulmana que llegó hasta diferentes puntos del territorio como Frías,
Oña o Medina de Pomar. La comarca pronto se sumó a la Reconquista iniciada
por Don Pelayo desde Asturias.
Fue
en el año 800 cuando se citó por vez primera la palabra “Castilla”; este nombre
apareció escrito en el documento fundacional del Monasterio de Taranco,
enclavado en pleno Valle de Mena. Este término surgió para hacer referencia al
conjunto de pequeños territorios situados al Norte del Ebro, núcleo originario
de Castilla, que se caracterizaba por los abundantes edificios de carácter
defensivo allí levantados.
Fue
en el siglo X cuando Fernán González organizó estas tierras creando Las
Merindades. Una Merindad era una entidad político-administrativa donde un
Merino, representante real, asumía competencias como la justicia, el ejército o
el cobro de impuestos.
En
un principio las antiguas Merindades eran siete: Valdeporres, Valdivielso,
Sotoscueva, Montija, Cuesta Urría, Losa y Castilla la Vieja. Más tarde, el término de
merindad se extendió por el Norte de España.
Valpuesta
es un lugar histórico. Sus cartularios, de los siglos IX y X, contienen las
primeras referencias escritas de un lenguaje universal: el castellano.
Hacia
el siglo XI, la Villa Condal
de Oña ejerció su poder sobre un amplio territorio. Con el Conde de Castilla
Sancho García, la Villa
llegó al momento de su máximo esplendor. El Monasterio de San Salvador se
convirtió en el primer panteón real de Castilla.
El
Monasterio Cisterciense de Santa María de Rioseco, también dominó un amplio
territorio. Según cuenta la tradición, en el siglo XIII, los jueces Nuño Rasura
y Laín Calvo ya administraban justicia en estas tierras.
Las
calzadas romanas se transformaron, apareciendo nuevos caminos que favorecían el
tránsito de mercancías entre el interior de la Península y los puertos
cantábricos. El comercio de la lana participó en el desarrollo económico de una
comarca que basaba su economía en la agricultura y la ganadería.
Algunos
habitantes de la comarca, como Juan de Garay, fundador de Buenos Aires, y De la Garza, fundador de Corpus
Christi en Texas, participaron en la colonización de América. Posteriormente,
otros vecinos de Las Merindades con carácter emprendedor se desplazaron al
Nuevo Mundo en busca de fortuna. A su retorno, para manifestar el éxito de su
aventura, levantaron impresionantes casonas: eran las casas de los indianos.
Las
Merindades, como el resto de España, participaron en diferentes acontecimientos
bélicos como la invasión napoleónica, en la que Espinosa de los Monteros
protagonizó una de las batallas más sangrientas, o la Guerra Civil, donde algunos
municipios del oeste vivieron dramáticos momentos.
Hasta
el siglo XIX, También las familias pudientes manifestaron su posición social y
económica con la construcción de casonas solariegas.
La
revolución industrial llegó con muchos años de retraso a una comarca que
centraba su economía en las actividades más vinculadas al medio rural como la
agricultura y la ganadería. Desde principios del siglo XX, la falta de
expectativas laborales en la comarca contribuyó a la pérdida de una parte de su
población, que emigró masivamente hacia zonas industriales más desarrolladas.
Una población que retorna cada verano, animando la vida de los tranquilos
pueblos.
UN RECORRIDO POR LAS MERINDADES
Muchos
son los enclaves de interés para el visitante, a continuación destacamos
algunos de ellos.
ARIJA
Situado
en el límite de la provincia de Burgos con Cantabria, el entorno del embalse
del Ebro ha creado un ecosistema único y variado, declarado Reserva Natural y
Observatorio de Aves Migratorias y Acuáticas. Además de su playa natural, de
arena fina y blanca, esta imponente lámina de agua ofrece condiciones idóneas
para la práctica de deportes acuáticos y en especial el kite surf.
PUENTEDEY
El
enorme arco natural horadado en la roca por el río Nela es una de las imágenes
más pintorescas de la provincia. Su creación fue atribuida por los antiguos
pobladores a la mano divina, de ahí su nombre, “puente de Dios”, que derivó al
topónimo Puentedey.
LAS PISAS
A
un paseo de Villabáscones de Bezana y envuelta en la umbría frondosidad de un
hayedo casi mágico se descubre la impresionante sucesión de escalonadas
cascadas por las que se precipita el río de la Gándara.
FRÍAS
Encaramada
sobre un abrupto cerro de toba y presidida por un impresionante castillo, la
ciudad más pequeña de España conserva el mágico encanto de su entramado
medieval. Impactan sus casas colgadas sobre el precipicio, su antigua judería,
su puente fortificado sobre el Ebro y sus calles empedradas.
CASTILLO DE TEDEJA
Cerca
de Trespaderne, en las últimas cumbres de la Sierra de La Tesla y reinando sobre el desfiladero de La Horadada, paso crucial
entre la Meseta
y Cantabria, se levantan las ruinas del castillo de Tedeja, que tras ser fortín
romano, se convirtió en la primera y más antigua fortaleza de Castilla.
ERMITA DE SAN BERNABÉ
La
majestuosa ermita de San Bernabé sirve de zaguán de acceso al Complejo Kárstico
de Ojo Guareña, el mayor de España, formado por 18 cuevas y más de un centenar
de kilómetros de desarrollo. Los hallazgos encontrados en su interior
atestiguan la presencia de pobladores desde el Paleolítico medio (70.000 años).
Ojo Guareña alberga 190 especies de invertebrados (115 terrestres y 75
acuáticos), 16 de los cuales son únicos en el mundo. En sus alrededores, diez
rutas de senderismo recorren a lo largo de 97 kilómetros uno de
los más bellos monumentos naturales de nuestro país, cubierto de montes,
encinas y quejigos.
VALLE DE MENA
Cuenta
con magníficos exponentes de la fase final del románico. De ellos, los más
representativos son las iglesias de San Lorenzo de Vallejo de Mena y de Santa
María de Siones, ambas erigidas en la frontera de los siglos XII y XIII, en la
etapa de transición que culminaría en el gótico.
MEDINA DE POMAR
El
espectacular Alcázar de los Velasco y el Monasterio de Santa Clara, ambos
erigidos por los Condestables de Castilla, destacan en el bello conjunto
urbano-medieval de esta ciudad, en la actualidad convertida en popular destino
de vacaciones y centro de servicios y comercial de la comarca.
ESPINOSA DE LOS MONTEROS
Esta
villa, límite castellano de la Cordillera
Cantábrica y así apellidada por sus “Monteros”, cuerpo
hidalgo que desde el año 1006 tenía el privilegio de custodiar durante la noche
las estancias de los reyes de España, presenta uno de los conjuntos artísticos
y patrimoniales más notables de Burgos. Entre los numerosos monumentos destacan
el Castillo de los Velasco, la
Iglesia de Santa Cecilia, el retablo de la iglesia de San
Nicolás y un admirable conjunto de palacios, casonas y casas fuertes. Su plaza
mayor exhibe un conjunto de edificios con miradores acristalados y el Palacio
de los Marqueses de Chiloeches.
HERRÁN Y PURÓN
El
pueblo de Herrán es la puerta de entrada al angosto desfiladero del Purón, el
río ha logrado abrirse hueco entre la gran masa de calizas, margas y tobas que
conforman esta sierra, a lo largo de su recorrido se suceden pozos y cascadas,
una de ellas de más de treinta metros.
PEÑALADROS
Las
aguas procedentes del río San Miguel, nacidas a más de mil metros de altitud en
la cueva de San Miguel el Viejo, bajo los escarpes de la Peña de Angulo, forman esta
hermosa cascada localizada en el barrio de Cozuela de Angulo, en el Valle de
Mena.
OÑA
Asentada
en la ribera del Oca y bajo la impresionante silueta de la Mesa de Oña, esta villa
medieval extiende su caserío ante el grandioso Monasterio de San Salvador, que
conserva en su interior los sepulcros de condes y reyes de Castilla y Navarra,
uno de los hitos de la historia castellana, cuajado de obras de arte y un
magnífico claustro obra de Simón de Colonia.
SAN PEDRO DE TEJADA
Construido
en la primera mitad del siglo XII a los pies de la Sierra de Tesla, en la Merindad de Valdivielso,
en la población de Puentearenas, es una de las ermitas más interesantes, bellas
y mejor conservadas de todo el románico castellano.
La
provincia de Burgos atesora una amplia riqueza de flora y fauna gracias a su
situación geográfica. Una extensión de tierra por la que discurren numerosos
ríos y sus afluentes, y es precisamente en ellos donde el visitante descubrirá
su maravilloso entorno natural, además de su magnífico patrimonio cultural, no
en balde el territorio está salpicado de
ermitas, monasterios, castillos, encantadoras villas que hablan por sí solas de
un esplendor de siglos, amén de un paisaje evocador. Las Merindades modelan el
territorio burgalés más verde y con mayor vocación norteña. Un edén para los
buscadores de nuevas sensaciones.
(Ver interesante colección gráfica de
este reportaje en GALERIA DE FOTOS)