- 1ª parte -
EL MAYOR DESIERTO DEL PLANETA
Océanos
de arena hasta el infinito… El Sahara se extiende desde la costa atlántica de
África hasta el Mar Rojo: 5.500 kilómetros de largo por 1.800 de ancho.
Este enorme desierto es un lugar misterioso e infinito, un experimento de la
arquitectura paisajística en el que se utilizan repetidamente y hasta el límite
de sus posibilidades unos pocos diseños básicos de arena, grava y montañas.
Las
dunas de arena tienen una regularidad sin precedentes en la naturaleza; las
montañas son rigurosamente ásperas; las llanuras de grava son a escala oceánica
lisas e inmutables durante días y días. En el desierto abierto el cielo se
extiende opresivamente por todo lo ancho del horizonte, mientras que en los
cañones excavados en la arenisca apenas resulta visible.
Tal
paisaje puede parecer monótono. Pero, sin duda, estas líneas simples y
ordenadas poseen una pureza que falta en los lugares convencionalmente bonitos.
Aquí, sin ningún manto vegetal que pueda ocultar la evidencia del pasado, la
historia del paisaje y las fuerzas que lo elaboraron se muestran con toda su
evidencia, y cualquier lagarto, cuervo o acacia no hace más que subrayar las
dificultades con que la vida se ha adaptado a estas duras condiciones.
El
Sahara es el desierto cálido mayor del mundo, abarca la casi la totalidad de
África del Norte, ocupando una extensión casi tan grande como Estados Unidos.
Se extiende desde el Mar Rojo, incluyendo partes de la costa mediterránea,
hasta el océano Atlántico. Hacia el Sur está delimitado por el Sahel, un
cinturón de sabana semiárida tropical que conforma las regiones que cubren el
norte del África subsahariana.
UNA EXTENSA GEOGRAFÍA
El
Sahara cubre amplias zonas de varios países, entre ellos Marruecos, Argelia,
Chad, Egipto, Libia, Malí, Mauritania, Sahara Occidental, Níger y Túnez.
Las
formas terrestres del desierto del Sahara han sido progresivamente esculpidas
tanto por el viento como por lluvias ocasionales. Este efecto del tiempo y el
clima ha dado forma a las dunas de arena y a los campos de dunas o mares de
tierra (erg), a los valles de roca (hamada), las planicies de gravilla (reg), los valles secos y los salares (chott). Existen además formas terrestres
inusuales como las estructuras de Richat de Mauritania.
Algunas
de las dunas de arena de este desierto pueden alcanzar hasta los 200 metros de altura.
El
Sahara contiene multitud de montañas profundamente disecadas así como
cordilleras montañosas, siendo algunas de ellas volcánicas. Entre estas
formaciones montañosas se incluyen las montañas de Air, las Ahaggar, el Atlas
sahariano, las Tibesti, el Adrar de los Iforas y las colinas del Mar Rojo. El
punto más alto de todo el desierto es el Emi Koussi, un volcán en escudo en el
macizo de Tibesti, ubicado en el norte de Chad.
La
mayor parte de los ríos y corrientes son estacionales o intermitentes, siendo
la única y principal excepción el río Nilo, que cruza el desierto desee su
fuente en África central para desembocar en el Mediterráneo. Los acuíferos
subterráneos en ocasiones pueden alcanzar la superficie formando oasis, como
por ejemplo los de Bahariya, Gardaya, Timimoun, Kufra y Siwa.
La
parte central del Shara es hiperárido, con escasa vegetación. Los extremos
norte y sur del desierto, junto con sus zonas altas, tienen áreas de pasto y
matorrales xerófilos, con árboles y arbustos más altos en los wadis donde la humedad se concentra.
En
su límite norte, el Sahara alcanza hasta el mar Mediterráneo en Egipto y en
parte de Libia. En la
Cirenaica y el Magreb hace frontera con las ecoregiones de
bosque y matorral que disponen de un clima mediterráneo caracterizado por una
estación de invierno lluviosa.
Hacia
el Sur, el Sahara está limitado por el Sahel, un cinturón de sabana tropical
seca con una estación de verano lluviosa que se extiende a través del
continente africano de esta a oeste.
CLIMA
El
clima del Sahara ha sufrido enormes variaciones en el tiempo, oscilando desde
estado húmedo hasta seco durante los últimos cientos de miles de años. Esta
variabilidad se debe a un ciclo de 41.000 años en el que el eje de la tierra
cambia entre 22º y 24,5º. Actualmente nos encontramos en un periodo seco, pero
se espera que vuelva a ser verde el Sahara en unos 15.000 años.
En
general se considera que en la actualidad tiene uno de los climas más severos
del mundo. El frecuente viento norte-este suele provocar tormentas de arena y
pequeños tornados. Cuando este viento alcanza el Mediterráneo, se conoce como
siroco y suele alcanzar velocidades de huracán en el norte de África y en el sur
de Europa. La mitad del Sahara recibe menos de 20 mm. de lluvia al año y el
resto recibe anualmente no más de 100 mm.
Las
precipitaciones tienen lugar de modo muy poco frecuente, pero cuando ocurren
suelen hacerlo torrencialmente, tras largos periodos secos. La frontera sur del
Sahara, medida por la cantidad de precipitaciones, ha avanzado y después se ha
retirado entre los años 1980 y 1990. Como resultado de la sequía en el Sahel,
la frontera sur se desplazó más hacia el sur, al menos 130 kilómetros durante
este periodo.
El
18 de febrero de 1979, la nieve cayó sobre numerosos lugares del sur de
Argelia, incluyendo una tormenta de nieve de media hora de duración que detuvo
el tráfico en Ghardaia, y fue considerada como la primera vez desde que se tiene constancia. La nieve desapareció
en cuestión de horas. Numerosas cordilleras saharianas, no obstante, reciben
nieve con más regularidad. Aunque la humedad relativa es baja en los entornos
áridos, la humedad absoluta es lo suficientemente elevada para que se condense
en las latitudes montañosas altas. En invierno, las temperaturas caen lo
suficiente en la cumbre del Tahat para provocar nevadas cada tres años de
media. Las montañas Tibesti reciben nieve en sus picos por encima de los 2.500 metros una vez
cada siete años de media.
ECOREGIONES
El
Sahara comprende diferentes ecoregiones distintivas, que con su variabilidad en
términos de temperatura, lluvia, elevación y suelo, albergan distintas
comunidades de plantas y animales.
El desierto costero atlántico es una
estrecha franja a lo largo de la costa atlántica, donde la niebla generada en
el litoral por la fría corriente de las islas Canarias, provee de suficiente
humedad para sostener toda una variedad de líquenes, suculentas y matorrales.
Cubre 39.900
kilómetros cuadrados en Sahara Occidental y Mauritania.
Las estepas y bosques nord-saharianos se
suceden en el norte del desierto, cerca de las regiones de bosque mediterráneo
del norte del Magreb y de Cirenaica. Las lluvias de invierno mantienen
matorrales y bosques secos que forman un paisaje de transición entre el clima
mediterráneo y el auténtico clima hiperárido del Sahara hacia el sur. Cubre 1.675.300 kilómetros
cuadrados de Argelia, Egipto, Libia, Mauritania, Marruecos, Túnez y el Sahara
Occidental.
La ecoregión del desierto del Sahara cubre
la porción hiperárida donde la lluvia es mínima y esporádica. La vegetación es
infrecuente, y está formada principalmente por dunas de arena (erg, chech, raoui) y salares. Cubre unos
4.639.900
kilómetros cuadrados de Argelia, Chad, Egipto, Libia,
Mali, Mauritania, Níger y Sudán.
La estepa y sabana arbolada del Sahara
meridional es una ecoregión que se extiende por una estrecha banda que va
del este al oeste entre el Sahara hiperárido y las sabanas del Sahel hacia el
sur. Los movimientos de la zona de convergencia intertropical ecuatorial traen
lluvias veraniegas durante los meses de julio y agosto que tienen de media
entre 100 y 200 mm.,
pero varían ampliamente de año en año. Estas lluvias mantienen los pastos de
hierba en verano, con bosques secos y matorrales que se suceden junto a los
cursos de agua estacionales. Esta región se extiende por 1.101.700 kilómetros
cuadrados de Argelia, Chad, Mali, Mauritania y Sudán.
En
el monte xerófilo del Sahara Occidental,
varias tierras altas volcánicas proveen de un entorno más frío y húmedo, que
permite la existencia de bosques y zonas de matorral. La región cubre 258.100 kilómetros
cuadrados, mayoritariamente en el Tassili n’Ajjer de Argelia, con pequeños
enclaves en el Air de Níger, la
Meseta de Adrar en Mauritania y el Adrar de los Iforas en
Mali y Argelia.
El monte xerófilo del macizo del Tibesti y el
monte Uweinat es una ecoregión formada por las tierras altas del Tibesti y
el monte Uweinat. Lluvias altas y más regulares, así como temperaturas más
templadas permiten la existencia de bosques de palmeras datileras, acacias,
myrtus, adelfas, tamariscos y muchas plantas poco frecuentes y endémicas. Esta
región cubre 82.200
kilómetros cuadrados en el Tibesti de Chad y Libia, y
Jebel Uweinat en la frontera de Egipto, Libia y Sudán.
El Sahara halófita es un área de
depresiones salinas estacionalmente inundadas que acoge comunidades de plantas
adaptadas a la sal de halófitas.
La
halófitas saharianas llegan a cubrir 54.000 kilómetros
cuadrados abarcando las depresiones de Qattara y de Siwa en el norte de Egipto,
los lagos de sal de Túnez central, el Chott Melghir de Argelia y pequeñas áreas
de Argelia, Mauritania y Sahara Occidental.
El Tanezrouft es una de las regiones más
duras del planeta y de las más secas del Sahara, con ninguna vegetación y muy
escasa vida. Se encuentra a lo largo de las fronteras de Argelia, Níger y Mali,
al oeste de las montañas Ahaggar.
FLORA Y FAUNA
Los
dromedarios y las cabras son los animales domésticos que se pueden encontrar
con mayor frecuencia en el Sahara. Dadas sus cualidades, en especial de
resistencia y velocidad, dromedario es el animal favorito de las poblaciones
nómadas.
El
escorpión amarillo puede medir diez centímetros de largo. Su veneno contiene
una importante cantidad de toxinas y es muy peligroso. No obstante, un pinchazo
de este escorpión raramente puede matar a un hombre adulto.
Varias
especies de zorro viven en este desierto, incluyendo el fenec, el zorro pálido
y el zorro de Rüppell. El addax, un gran antílope blanco puede pasar cerca de
un año en el desierto sin beber agua. La gacela dorcas también puede pasar
largas temporadas sin hidratarse. Otras gacelas notables incluyen a la gacela
blanca y la gacela dama.
El
guepardo del Sahara vive en Argelia, Togo, Níger, Mali, Benin y Burkina Faso.
Quedan menos de 250 ejemplares que son muy precavidos, huyendo de cualquier
presencia humana. El guepardo evita el sol desde abril hasta octubre, buscando
cobijo en los matorrales y acacias. Son extraordinariamente pálidos y no se
parecen demasiado a los que habitan en la sabana africana.
Otros
animales de esta zona incluyen varánidos, víboras de las arenas, así como
pequeñas poblaciones de perros salvajes y ocasionalmente avestruces. También
existen pequeños cocodrilos del desierto en Mauritania y en la meseta de Ennedi
de Chad.
En
lo que se refiere a la flora, se estima que el Sahara central tiene unas
quinientas especies de plantas, una cifra muy baja teniendo en cuenta la
inmensa extensión del desierto. Plantas como las acacias, palmeras, suculentas,
matorrales espinosos y diferentes pastos se han adaptado a las áridas
condiciones, creciendo menos para evitar la pérdida de agua como consecuencia
de los fuertes vientos, almacenando agua en sus gruesos tallos para utilizarla
en los periodos secos.
La
actividad humana afecta con frecuencia el hábitat en áreas donde existe agua
permanentemente (oasis) o donde el agua aparece cerca de la superficie. En
estos lugares, la presión sobre los recursos naturales puede llegar a ser
intensa. Las poblaciones de mamíferos han sufrido esta presencia humana,
habiéndose reducido su número como consecuencia de la caza y de otras
actividades humanas.
HISTORIA
NUBIOS, EGIPCIOS, FENICIOS Y GRIEGOS
Durante
el Neolítico, antes de que la desertización se pusiera en marcha, en torno al
año 9.500 a.C., la zona del Sudán central había sido un rico entorno que daba
sustento a importantes poblaciones que habitaban zonas ocupadas actualmente por
el desierto, como el Wadi el-Qa’ab.
Hacia
el quinto milenio a.C. los pueblos que habitaban lo que actualmente se conoce
como Nubia, participaron de lleno en la llamada “revolución agrícola”, llevando
un estilo de vida sedentario y domesticando plantas y animales. El arte
rupestre que se conserva en rocas del Sahara indica la presencia de un culto al
ganado similar al que se puede encontrar en Sudán y en otras sociedades
africanas actuales dedicadas al pastoreo.
Hacia
el año 6.000 a.C. los egipcios predinásticos que habitaban el suroeste de
Egipto ya pastoreaban ganado y se dedicaban a la construcción de importantes
edificaciones. La subsistencia de los asentamientos organizados y permanentes
de Egipto Predinástico de
mediados del milenio seis a. C. se centraban predominantemente en el
cereal y en la agricultura animal: ganado, cabras, cerdos y ovejas. Los objetos
metálicos sustituyeron a los anteriores de piedra. El trabajo y tintura de la
piel animal, la cerámica y el tejido eran habituales en esta era. Existen
indicaciones de una ocupación temporal o por estaciones de la ciudad de Fayún
en el sexto milenio a. C, centrándose las actividades alimentarias en
la pesca, la caza y la recolección de alimentos. Algunas puntas de flecha,
cuchillos y espátulas de esta era se encuentran aquí con facilidad. Entre los
objetos encontrados en enterramientos se encuentran cerámica, joyas, utensilios
de labranza y de caza, así como comidas preparadas que incluyen carne seca y
fruta. El enterramiento en entornos desérticos parece preceder y promover los
ritos egipcios de preservación, enterrándose a los muertos además mirando hacia
el oeste.
Hacia el año 3.400 a. C,
el Sahara era tan seco como lo es hoy en día, como consecuencia de una
reducción en las precipitaciones y un aumento de las temperaturas como
consecuencia del cambio en la órbita terrestre, convirtiéndose en una barrera
prácticamente impenetrable para los humanos. Solo dispersos asentamientos,
normalmente centrados en torno a oasis, se pueden encontrar a partir de
entonces. Sin embargo, poco comercio discurría a través del desierto. La única
gran excepción era el Valle del Nilo. El Nilo, no obstante, era imposible de
cruzar en diferentes cataratas haciendo el comercio y el contacto por barco
difícil.
El pueblo de Fenicia, que
floreció en torno a 1.200 a. C. - 800 a. C., creó una
confederación de reinos a través de todo el Sahara hasta Egipto. Generalmente
se asentaban a lo largo de la costa Mediterránea, así como en el Sahara, entre
los pueblos de la antigua Libia que son los ancestros de los pueblos que hablan
lenguas bereberes en el norte de África y el Sahara actual, incluyendo los
tuareg del Sahara central.
El alfabeto fenicio parece
haber sido adoptado por los antiguos libios del norte de África, siendo este
Tifinagh todavía utilizado por los pastores de camellos que hablan bereber en
el Sahara central actual.
En algún momento entre los
años 633 y 530 a. C Hannón el Navegante bien estableció o bien
reforzó las colonias fenicias del Sahara Occidental, pero cualquier posible
resto antiguo ha desaparecido sin dejar prácticamente ningún rastro.
Hacia el año 500 a.C. los
griegos llegaron al desierto. Los comerciantes se dispersaron por la costa este
del desierto, estableciendo colonias comerciales en la zona del mar Rojo. Los
cartagineses exploraron la costa Atlántica del desierto, pero la turbulencia de
las aguas y la falta de mercados explican la escasa presencia más hacia el sur
del moderno Marruecos. Los estados centralizados, por lo tanto, rodeaban el
desierto tanto al norte como al este, si bien el desierto permaneció fuera de
su control. Los ataques de los pueblos nómadas bereberes del desierto eran una
causa de preocupación constante para los que vivían en los límites del
desierto.
Continuará
(Ver
interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)