TRAS LAS HUELLAS DEL OSO POLAR
Churchill
es una pequeña ciudad al norte del estado de Manitoba (Canadá) con apenas un
millar de habitantes. Situada al oeste de la bahía de Hudson, es conocida como
un privilegiado lugar donde existe la mayor concentración de osos polares en
otoño y por los vehículos comerciales especializados para encontrarlos.
Vaya
por delante que en aquella latitud del extremo ártico la temperatura puede
variar desde los 20ºC
en verano hasta los -37ºC
en invierno.
En
la remota antigüedad, varios pueblos nómadas vivían y cazaban en la región. El
pueblo thule se asentó en la zona
procedente del oeste alrededor del año 1000 y evolucionó a lo que hoy conocemos
como la cultura inuit. Los primeros
europeos llegaron a la región en una expedición danesa en 1619, liderada por
Jens Punk y en 1717 la
Compañía de la
Bahía de Hudson construyó el primer asentamiento permanente.
La ciudad y el río recibieron el nombre de Churchill como homenaje a John
Churchill, duque de Marlborough (antepasado del que posteriormente sería primer
ministro del Reino Unido, Winston Churchill), que fue gobernador de la citada
Compañía a finales del siglo XVII.
La
principal industria existente hasta principios del siglo XX fue el comercio de
pieles, aunque el declive de la misma hizo que la población pasara una época de
decadencia hasta que los gobiernos de las provincias del oeste de Canadá
decidieron impulsar la creación de un puerto marítimo de carga en la propia
bahía de Hudson, para dar salida a sus exportaciones de trigo y un ferrocarril
que lo uniera con Winnipeg, capital de la provincia de Manitoba, para lo que
Churchill fue la localidad elegida en detrimento de la vecina Port Nelson.
La
línea del ferrocarril llegó a Churchill en 1929.
En
1942, la Fuerza Aérea
de los Estados Unidos estableció la base naval de Fort Churchill cinco millas
al este de la ciudad que, tras la Segunda
Guerra Mundial estuvo operada conjuntamente por Canadá y
Estados Unidos hasta mediados de los años 60. Durante la segunda mitad del
siglo XX, Churchill fue una base de estudios del clima y armamentísticos.
Fue
en la década de los años 80, cuando el turismo comenzó a desarrollarse gracias
a la llegada de visitantes para contemplar la fauna local en estado salvaje.
Desde entonces, los turistas y aventureros llegan principalmente en los meses
de julio y agosto para observar a las ballenas beluga, y en los meses de octubre y noviembre para ver a los osos
polares. El turismo ecológico es a día de hoy una de las principales industrias
de la localidad. En el año 1999, el sector turístico aportaba al menos el 40%
de los ingresos de la economía local.
OBJETIVO : OSOS POLARES
Las
autoridades locales de Churchill han denominado oficiosamente a la localidad
como capital mundial de los osos polares, ya que durante los meses de octubre y noviembre estos
animales se dirigen hacia la bahía de Hudson una vez que la superficie de sus
aguas se congela y pueden salir a cazar su principal alimento; la foca ocelada.
Durante
estos meses, resulta muy frecuente ver a los osos polares en las proximidades
de Churchill, incluso es habitual que algunos ejemplares se dejen ver por las
calles de la localidad, con el lógico riesgo para la integridad física de sus
habitantes, ya que son animales carnívoros. Los visitantes y residentes reciben
instrucciones sobre cómo comportarse ante la presencia de estos magníficos
animales e, incluso los niños de la escuela de la localidad, son aleccionados
por sus profesores sobre la materia. Al respecto, nadie suele tomarse este
asunto a la ligera. Existe incluso un toque de queda diario a las nueve de la
noche, después del cual se recomienda que nadie camine solo.
Pese
a lo que puede llegar a suponerse, los osos no se aproximan a Churchill en
busca de comida. Lo que sucede es que la ciudad está asentada en el paso
natural desde la bahía de Hudson hacia el interior, donde existen zonas de
mayor vegetación. Se registran pocos casos de ataques a personas, pero cuando
suceden éstos suelen ser mortales.
En
las calles de la localidad se colocan también trampas específicas para atrapar
a los osos polares que se acercan a las zonas urbanas. Una vez capturados, son
trasladados a un centro conocido coloquialmente como “cárcel de osos polares”
desde la que son trasladados posteriormente colgados de un helicóptero a zonas
despobladas.
Los
visitantes que llegan hasta este lugar en la temporada de avistamiento de oso
polares pueden contemplarlos en excursiones muy bien organizadas en vehículos
especiales conocidos como Thundra Buggy,
una especie de monster track estadounidense,
que recorre las zonas próximas a la ciudad o incluso pernoctar en el campo en
los llamados Thundra Lodge. Existen
varias compañías que realizan recorridos por la zona, aunque sólo dos pueden
adentrarse en la llamada Área de Manejo de Vida Salvaje de Churchill (CWMA) y
una de ellas es Frontiers North Adventures.
EL CLIMA ES UN FACTOR IMPORTANTE
Durante
los meses de verano se puede nadar y moverse en kayak junto con las ballenas beluga,
en lo que constituye una experiencia realmente apasionante, tanto en la bahía
de Hudson como en el río Churchill. Es una época del año para poder observar
las aves, realizar paseos en trineo de verano e incluso avistar a los oso
polares en la tundra o a lo largo de las rocas costeras. Hay que mantener los
ojos bien abiertos para contemplar la fauna restante como el caribú, el zorro
rojo y del Ártico, lobos y alces.
Se
requiere ir bien equipado ante la variedad de temperaturas, ya que éstas pueden
oscilar desde los 25ºC
y los 6ºC.
Se recomienda una buena chaqueta impermeable, sombrero, gafas de sol, botas de
montaña, protector solar y repelente de insectos, así como ir acompañado de una
cámara fotográfica (con buenos zoom a
ser posible).
Churchill
tiene estaciones distintas. Lo primero que hay que hacer es planificar bien el
viaje: si el visitante prefiere la observación de aves u otra fauna, o bien ver
de cerca de los osos polares, o nadar con las ballenas blancas. Todo ello ayuda
a determinar cuándo y cómo debe ir equipado.
En
otoño, especialmente entre octubre y noviembre, es la mejor temporada de
visualización de los osos, dado que es cuando empiezan a moverse de su hábitat
de verano en la tundra al territorio de caza de focas en la bahía de Hudson.
Desde finales de noviembre hasta finales de marzo es el momento perfecto para
ver las llamadas luces del norte e ir en trineos de perros.
A
finales del invierno/primavera, los visitantes pueden aventurarse en el Parque
Nacional de Wapusk para observar a las hembras de los osos y sus jóvenes
cachorros cuando salen de sus madrigueras.
En
invierno, las temperaturas pueden alcanzar fácilmente más de -40ºC. y por lo tanto hay que
ir muy bien pertrechados.
CÓMO LLEGAR HASTA CHURCHILL
No
hay carreteras en Churchill, por lo que el transporte principal es por aire o
ferrocarril.
El
servicio aéreo a Churchill está disponible todo el año. Aquí están disponibles
las aerolíneas con vuelos especiales, especialmente la
Calm Air Internacional. Para los viajes en
otoño es preferible reservar viaje con suficiente antelación. Un vuelo desde
Winnipeg dura aproximadamente dos horas.
Para
los fletes locales en Churchill hay que contactar con Hudson Bay helicópteros.
La
Via Rail Canadá sale
de la estación desde Winnipeg hasta Churchill todos los domingos y martes por
la mañana. El tren llega y sale de Churchill todos los martes, jueves y sábado.
Como
no se puede llegar en coche dado que no hay caminos, puede conducirse hasta
Thompson y una vez allí volar o bien coger el ferrocarril. Toda la información
al respecto se puede encontrar en Thompson.
Descubrir
éste rincón de Churchill, junto a la bahía de Hudson, y observar de cerca de
los osos polares en su hábitat, resulta, sin lugar a dudas, una aventura
apasionante.
(Ver interesante colección gráfica de este reportaje
en GALERIA DE FOTOS)