SÍMBOLO
DE AMOR
Pocos países en el mundo tienen una cultura tan
antigua y diversa como la
India. A lo largo de más de cinco mil años la cultura india
se ha ido enriqueciendo con las sucesivas oleadas migratorias que fueron
absorbidas por la forma de vida de sus habitantes.
Esta variedad de culturas representa un sello
distintivo del país. Su variedad física, religiosa y racial es tan inmensa como
su variedad lingüística. Bajo esta diversidad yace la continuidad de la
civilización y la estructura social de la India desde los tiempos más remotos hasta el
presente.
La India presenta un panorama de unidad en la
diversidad sin paralelo en la historia.
Tras establecer su hegemonía sobre el subcontinente
indio a partir del siglo X, los musulmanes emprendieron la construcción de
suntuosos edificios religiosos y mausoleos, puentes, jardines, grandes palacios
y fortalezas, etc. Todos ellos inspirados en lo que con anterioridad habían
creado en la antigua Persia, aunque sabiendo variar las fórmulas, lo que trajo
consigo que en cada región se produjera un estilo peculiar.
El arte islámico interrumpió la evolución artística
hindú, hizo desaparecer las tendencias budistas y fue introduciéndose con el
transcurso de los siglos, asimilando los arquitectos indios principios
fundamentales como el minarete, la cúpula o el arco de medio punto, los cuales
enriquecieron con ornamentación floral y arabesca, a la vez que excluían las
representaciones humanas o de animales que habían predominado hasta entonces.
LOS GRANDES
MOGOLES
El
Sultanato de Delhi se perpetuó hasta que la desintegración de su territorio
debilitó tanto a la última dinastía, la de los Lodhi, que no pudieron hacer
frente al nuevo invasor que venía del Asia Central, la región más duramente
castigada por el paso de los mogoles.
Aun teniendo en cuenta la larga tradición islámica,
las mejores obras de la arquitectura indo-musulmana datan del periodo mogol y
se hallan esparcidas preferentemente por la región septentrional del país,
entre Agra, Delhi, Fatehpur Sikri, Allahabad y Lahore en Pakistán, sede de los
soberanos pertenecientes a la dinastía de los Grandes Mogoles y donde los
monumentos existentes asombran, tanto por su magnitud como por la fastuosidad y
riqueza de los materiales en ellos empleados.
Descendiente
de los dos mayores azotes de Asia en aquellos tiempos, Tamerlan y el legendario
Gengis Khan, el bravo Zahiruddin Mohamed Babur siendo aún muy joven conquistó
Samarkanda tras someterla a un largo asedio. Transcurridos algunos años decidió
avanzar sobre el Indostán, venciendo a Ibrahim Lodhi en la batalla de Panipat
(cerca de Delhi) en 1526, extendiendo su dominio a través de la Rajputana y
fundando el imperio mogol.
A
Babur, sin embargo, aquellas tierras conquistadas no eran de su agrado. Al escribir
sus memorias, curiosamente llegó a manifestar que en ellas no había buenos
caballos, ni perros, ni baños calientes, ni comida en los bazares.
El primer emperador mogol no disfrutó de su
extraordinario poder. Hombre muy controvertido y de fuerte carácter, falleció
víctima de unas fiebres, siendo enterrado en Agra, en los jardines de Ram Bagh
a orillas del río Yamuna.
Siguiendo sus propios deseos, años después su cuerpo
fue trasladado a Kabul (Afganistán).
Tan supersticioso como apasionado por la astrología,
la poesía y el opio, Humayun, hijo y sucesor de Babur, vivió su corto reinado
bajo un clima de permanente agitación. Con la ayuda de tropas persas recuperó
el trono de Delhi, infringiendo una severa derrota a sus enemigos, no obstante,
apenas si pudo disfrutar de su victoria dado que en enero de 1556 cayó por las
escaleras de su palacio en Purana Qila, con tan mala fortuna que murió de
repente. Curioso final para un bravo guerrero que había librado mil envites en
los campos de batalla.
Su esposa Haji Begum mandó construir entonces un
fantástico mausoleo, el cual vino a marcar el inicio de una nueva etapa
arquitectónica que más adelante culminaría con las obras maestras del arte
mogol.
SÍMBOLO DE
AMOR
El amor verdadero ha inspirado la creación de monumentos
notables. Mientras que el famoso Taj Mahal es el símbolo del amor de un marido
por su esposa, el mausoleo de Humayun ejemplifica el amor de una esposa por su
marido.
Tras la muerte de Humayun, su mujer Haji Begum
decidió construirle una tumba. Su hijo y sucesor, el gran Akbar, reunió los
recursos imperiales y los puso a la disposición de ella para que pudiera
realizar su sueño de construir un monumento duradero en recuerdo de su difunto
esposo.
El mausoleo de Humayun se considera como el primer
monumento mogol de importancia. Sintetiza las tradiciones del arte de Persia,
Asia Central y el arte nativo.
Se ubica en un ambiente espiritual en la cercanía
austral del Durgah (lugar de entierro).
Según una fuente contemporánea, la tumba fue
terminada en 1571 d.C. y su arquitecto fue Mirak Mirza Ghayas, de origen persa.
La vida de exilio de Humayun en Irán tras su salida
de la India fue una bendición, ya que le dio una oportunidad de aprender las
diferentes formas de cultura y arte. Estuvo enormemente influido por el arte
iraní y, cuando volvió a la India, trajo con él a varios artesanos.
Mirza Ghayas elaboró el diseño de la tumba, pero
murió antes de que la terminara plenamente, siendo su hijo quien concluyó el
grandioso proyecto.
UNA OBRA DE
GRAN MAGNITUD
El mausoleo de Humayun tiene varios rasgos
característicos que se convirtieron en un sello distintivo para los
subsiguientes monumentos mogoles. Lo primero que impresiona es su diseño
extraordinario. El mausoleo ocupa su lugar en la orilla del río Yamuna y se
ubica en el centro de un enorme jardín encerrado con muros, que tiene dos
entradas -una en la parte occidental y la otra en la parte austral del
recinto-.
Basado en el concepto iraní de Chaharbagh (jardín de
cuatro pliegues) y elaborado por Babur en plan de un jardín ideal, se presenta
en la tumba de Humayun por primera vez tal medio formalizado y geométricamente
planificado de un jardín. Aunque se hizo una norma para toda la arquitectura
mogol subsiguiente, aunque aquí la afinidad entre el jardín y el monumento
queda más patente. La tumba ubicada en el centro, con su concepto de Chaharbagh
a su alrededor, evoca un verso del Corán que describe los ríos que fluyen en el
jardín del paraíso.
El portal de entrada en el lado oeste con sus brazos
extendidos constituye una estructura novedosa que expresa la postura de alguien
que está de pie en el centro con brazos extendidos para recibir al visitante.
Se hizo abundante uso de la piedra de arenisca roja,
que resalta no solo la exquisita belleza del monumento, sino también la
prosperidad de los mogoles. El generoso uso del mármol blanco y la pizarra
negra en los bordes y contornos de los arcos, empleado con sensatez, produce un
mayor efecto visual. El tejido de piedra en varios colores le presta a la tumba
en su conjunto un tono sumamente agradable.
Se usó en su construcción la cúpula doble por
primera vez. La técnica de la cúpula doble, donde se deja espacio entre el
casco interior y exterior de la misma, es obviamente más avanzada y se ha
inspirado en los ejemplos iraníes y de Asia Central. Los arcos centrales en la
tumba con arcos de flanco, le dan al edificio una impresión como si se tratara
de una estructura de dos pisos.
Las pantallas perforadas (jali) constituyen otros rasgos singulares de este monumento. Inspirado
por el estilo iraní, el trabajo jali
se convirtió en un diseño normal para la arquitectura imperial desarrollada por
los mogoles.
El interior de la tumba consiste en un salón
octogonal, que se eleva por dos pisos, y está rodeado de pequeñas cámaras
octogonales.
La tumba del emperador Humayun se encuentra en una
posición norte-sur. Es de notar que los tres lados del salón central están
cercados con jali. Sólo el lado
austral sirve de entrada y ello significa que los que quieren rendir homenaje
han de entrar por el lado de pie de la tumba.
El mausoleo de Humayun fue un lugar funerario para
los posteriores reyes, príncipes y princesas mogoles. El príncipe Dara Shikoh
fue enterrado aquí y se ha identificado su tumba en el lado occidental de la
plataforma, cerca de la escalera donde hay otras once tumbas. La segunda tumba
desde la escalera es la de Dara Shikoh y se distingue por el verso del Corán
“Al-Imran”.
En 1857, el mausoleo vio el final de la dinastía
mogol. El último emperador de esta dinastía fue Bahadur Shah Zafar, quien se
refugió en el mausoleo de sus antepasados. Tres de sus hijos fueron ahorcados
en este lugar.
El conjunto de la tumba de Humayun está rodeado de
otras construcciones, incluyendo algunas mezquitas, a las que se accede a
través del jardín. Una de ellas es la llamada Tumba del Barbero, un edificio
octogonal en el exterior, pero con un interior de planta cuadrada. En la tumba
de Isa Khan, en el centro del jardín, reposan los restos de uno de los servidores
de Humayun. Se trata también de una sala central de forma octogonal rodeada por
tres arcos y en uno de sus laterales puede observarse un minarete.
Finalmente se encuentra la tumba de Nili Chhatri,
donde reposan los restos de un servidor de la corte del emperador Akbar.
El arte ha tenido una indudable importancia en el
desarrollo de la historia en todo el mundo, ha permitido conocer mejor a los
pueblos y su mensaje ha llegado a lo más profundo, a la auténtica alma de las
culturas, siendo un vínculo universal en el culto de la belleza.
La extraordinaria magnitud del mausoleo de Humayun
en Delhi es, sin duda, un auténtico símbolo de amor y un magnífico legado de la
época mogol, cuya dinastía fue sinónimo de esplendor y opulencia. No en balde a
lo largo de tres siglos desarrolló una gran estructura militar y
administrativa, a la vez que llegó a propiciar un extraordinario auge cultural
con singular riqueza de ideas en historia y filosofía así como una marcada
expresión en las artes.
(Ver interesante colección gráfica de
este reportaje en GALERIA DE FOTOS)