En la exuberante puesta
de sol africana, el río Zambeze aparece de un rojo intenso, reflejo del cielo
carmesí, mientras serpentea a través del paisaje negro y tenebroso de la
llanura aluvial, como una arteria rebosante de sangre.
¡Qué magnífica corriente¡ debió exclamar David Livingstone en su primer viaje por
el río, allá por el lejano 1853.
Lo cierto es que poco
han cambiado las cosas desde los tiempos
del mítico explorador: racimos de chozas de barro se hallan desperdigadas por
las orillas, mientras algunas canoas de pescadores sestean por el río y lo que
parecen a simple vista pedruscos, en realidad son manadas de hipopótamos que se
disponen a salir del agua para empezar su habitual paseo nocturno.
El Zambeze es un largo
río del África austral, el cuarto por su longitud de todo el continente
africano (tras el Nilo, el Congo y el Níger) y el más largo de los que
desembocan en el océano Índico.
Tiene una longitud total
de 2.628 kilómetros. Nace en Zambia, en Kalene Hill, en la frontera con la
República Democrática del Congo y Angola, y tras cruzar Angola, Zambia,
Namibia, Zimbabwe y Mozambique, desemboca en el Índico después de formar un
enorme delta.
Su cuenca hidrográfica
tiene una superficie de 1.390.000 kilómetros cuadrados, comprendiendo gran
parte de los territorios de Malawi, Zambia, Zimbabwe, Angola y Mozambique.
El curso del río Zambeze
se ve interrumpido por numerosos rápidos y cataratas, por lo que solamente es
navegable con normalidad desde la ciudad de Tete (Mozambique) hasta su
desembocadura. Las mayores interrupciones en su curso son las cataratas
Chavuma, en la frontera entre Zambia y Angola, las Ngonye, cerca de Sioma, en
el oeste de Zambia, y las cataratas Victoria, las mayores del mundo, con 1.708
metros de extensión y que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO en 1989.
Muy a pesar de su gran
longitud, el río sólo es atravesado por seis puentes: en Chinyingi, Katima
Mulilo, las cataratas Victoria, Chirundu, Tete y Caia.
Hay dos grandes presas
en el río, dedicadas principalmente a la producción de energía hidroeléctrica:
la presa de Kariba, construida en la garganta donde confluyen los ríos Sanyati
y Kafue, ambos afluentes del Zambeze que proveen de electricidad a Zambia y a
Zimbabwe; y la presa de Cahora Bassa, que proporciona energía a la República
Sudafricana. Hay también una pequeña estación hidroeléctrica en las cataratas
Victoria.
TRAS LAS HUELLAS DE LIVINGSTONE
El río Zambeze nace en
una ciénaga en el noroeste de Zambia, en un paisaje de colinas onduladas y
boscosas a unos 1.500 metros sobre el nivel del mar. Al este de su nacimiento,
la línea divisoria entre las cuencas del Congo y del Zambeze es una zona bien
definida de tierras altas que cae abruptamente de norte a sur, y corre de este
a oeste. Esta zona separa claramente la cuenca del río Lualaba, rama principal
del Congo Superior, de la del Zambeze.
Tras fluir en dirección
sudoeste durante unos 240 kilómetros, el río gira hacia el sur, donde se le
añaden muchos afluentes. Antes de llegar a Kakengi, el cauce se ensancha de
forma considerable, y después se inician una serie de rápidos que terminan en
las cataratas Chavuma, donde el río fluye a través de una hendidura rocosa, muy
cerca de la frontera con Angola.
El primero de sus
grandes afluentes es el río Kabompo, y un poco más adelante, en dirección sur,
tiene lugar la confluencia con el Lungwebungu. La sabana por la que el río ha
transcurrido hasta ese momento da paso a un valle de arbustos, más abierto y repleto
de palmeras. La vegetación densa se limita únicamente a la estrecha franja (de
unos 500 metros) de frondosa selva que bordea el tramo inicial del Zambeze y de
sus afluentes durante sus primeros doscientos kilómetros aproximadamente.
El río pierde elevación
desde su fuente hasta Kakengi, 350 kilómetros corriente abajo. El paisaje se
torna más llano y se inunda durante la estación lluviosa. Ochenta kilómetros más
adelante, el Luanginga, que con sus afluentes drena una extensa área al oeste,
se reúne con el Zambeze.
Aguas abajo, a corta distancia
de la confluencia con el Luanginga se encuentra Lealui, una de las capitales
del pueblo lozi, que habita la región
semiautónoma de Barotseland, en Zambia. Los lozi
tienen dos capitales: la otra es LImulunga que está sobre tierras más
elevadas y es la capital durante la estación lluviosa. El traslado anual de
Lealui a Limulunga es un acontecimiento de gran importancia celebrado como uno
de los más conocidos y multicolores festivales de Zambia: el Kuomboka.
Las cataratas Ngonye y
los rápidos siguientes interrumpen la navegación. Están localizadas en el curso
alto del río, en el oeste de Zambia y cerca de la ciudad de Sioma. El acceso a
estas cataratas requiere un viaje difícil de dos o tres días desde la capital,
Lusaka, de ahí que sean menos conocidas que las Victoria.
Aguas arriba de las
cataratas, el río es ancho y profundo mientras fluye en las tierras de desierto
del próximo Kalahari. La zona que las rodea tiene una extensa fauna,
especialmente en el parque Sioma Ngwezi, y son frecuentes las apariciones de
los elefantes en las cercanías de las cataratas Ngonye.
Al sur, el río bordea
brevemente la llamada Franja de Caprivi, que forma un estrecho saliente en la
parte más oriental de Namibia que se proyecta entre Angola, al norte, y
Botswana, al sur: su existencia se debe a la época colonial, ya que fue añadida
al África del Sudoeste para permitir el acceso de Alemania al Zambeze.
A destacar muy próximo a
la zona el Parque Nacional de Chobe, una de las reservas más importantes de
Botswana y de toda África (después del Kalahari Game Reserve y el Gemsbok
National Park). Es un parque muy conocido por sus grandes manadas de elefantes
y búfalos, y por tener la oportunidad de verse en su territorio gran cantidad
de depredadores. Otra de sus mayores atracciones es la migración anual de
cebras. También es destacado por las maravillosas puestas de sol que los
visitantes que realizan safaris fotográficos pueden contemplar desde los barcos
que recorren el río, a la vez que también observan la gran cantidad de hipopótamos.
CATARATAS VICTORIA : UNA MARAVILLA NATURAL
Las cataratas Victoria
están situadas en la frontera de Zambia y Zimbabwe. Cualquier lector puede
imaginar lo que debió sentir David Livingstone cuando las vio por primera vez.
“El paisaje es admirable. Pedí que me desembarcaran en
una isla que está casi en medio de la cascada y que me permitió gozar del
magnífico espectáculo de un río de mil metros de anchura precipitándose como
una masa en un abismo que no tendrá mucho más de veinte metros de ancho. Es el
espectáculo más sorprendente que jamás haya contemplado en África” narró el propio Livingstone en su relato del viaje
fechado el 17 de noviembre de 1855.
En la actualidad, una
estatua erigida en las inmediaciones le inmortaliza y sigue mereciendo el respeto
que todos los africanos sienten por aquel misionero-explorador que recorrió el
continente negro tratando de fustigar la lacra de la esclavitud. En principio
bautizó las cataratas como Victoria, con el nombre de la reina. Su nombre
original, el que le dan los nativos, suena ahora más real y hermoso: mosi-oa-Tunya (el humo que truena).
Las cataratas tienen una
anchura aproximada de casi dos kilómetros y unos 110 metros de altitud. Se
consideran un extraordinario espectáculo de la naturaleza debido al estrecho y
raro abismo en que el agua cae. Nada menos que el doble que las cataratas del
Niágara, con un impresionante caudal que sólo podría compararse con las de
Iguazú en Sudamérica.
El agua se precipita al
abismo por una serie de desfiladeros basálticos, levantando una nube de rocío
que puede verse a más de veinte kilómetros de distancia y crea la mágica visión
del arco iris. La inundación anual tiene lugar entre los meses de febrero y
mayo con un pico en abril, dentro de la temporada de lluvias, aumentando no
sólo el caudal sino también el agua vaporizada que se levanta tras el salto
creando un fenómeno de lluvia invertida. La visión de esta importante maravilla
de la naturaleza es simplemente emocionante y conmovedora.
Aparte de la
contemplación de uno de los mayores saltos de agua del mundo, durante la
temporada seca (septiembre a diciembre), se puede visitar un lugar conocido
como Piscina del Diablo, donde es
factible vivir la inolvidable experiencia de bañarse y nadar al borde de las
cataratas, atreverse con una aventura de rafting
o bien disfrutar del incomparable paisaje en un vuelo en helicóptero y extasiarse
ante panorámicas irrepetibles.
En la población de
Livingstone, antigua capital de Rodesia del Sur, un núcleo que no reúne
demasiados atractivos turísticos y se encuentra a escasos diez kilómetros de
las cataratas, se exhibe en una vitrina de un humilde museo la raída chaqueta
que llegó a pertenecer al explorador que fue el primer europeo en llegar a
estas tierras. Un testimonio sencillo, pero muy noble, que los herederos de
unas gentes que llegaron a admirarle conservan con suma delicadeza.
En la propia isla
Livingstone, el misionero-explorador acampó sobre un montículo de rocas y
palmas que bautizó como Garden Island. Ello ocurría en noviembre de 1855.
El gran río fluye sin
cesar por el desfiladero y su corriente irrumpe por los arrecifes. Pasada la
garganta hay una sucesión de rápidos que terminan unos 240 kilómetros más abajo
de las cataratas Victoria. En este lugar el río entra en el lago Kariba, un
embalse artificial creado en 1959 tras la construcción de la presa del mismo
nombre. Este lago es uno de los mayores lagos artificiales creados en todo el
mundo, y las instalaciones hidroeléctricas de la presa benefician a la mayor
parte de Zambia y Zimbabwe.
El Luangwa y el Kafue
son los dos principales afluentes del Zambeze por la derecha. Cuando desemboca
en el río principal, el Kafue es una corriente lenta y profunda de unos 180
metros de ancho. Desde este punto, el Zambeze continúa su marcha hacia el este
y en la confluencia con el Luangwa se adentra en Mozambique.
El curso medio del
Zambeze finaliza cuando entra en el lago Cahora Bassa.
EL DELTA DEL ZAMBEZE EN EL ÍNDICO
El curso inferior del
río (650 kilómetros desde Cahora Bassa hasta el Índico) es navegable, aunque es
poco profundo en algunas zonas durante a estación seca. La falta de profundidad
se debe a que el río entra en un ancho valle y extiende su cauce por un área
muy extensa. Sólo en un punto, el desfiladero de Lupata, a 320 kilómetros de la
desembocadura, queda confinado entre altas colinas. Aquí tiene escasamente unos
doscientos metros de ancho. En otros lugares alcanza una anchura de ocho
kilómetros, fluyendo lentamente en varias corrientes. El lecho es arenoso y sus
riberas son bajas y bordeadas de juncos. En algunos puntos, sin embargo, y
especialmente durante la estación lluviosa, las corrientes se unen en un único
ancho río que fluye con rapidez.
La población de Tete es
la más importante de la región, antes de llegar a la desembocadura. En 1498 el
navegante portugués Vasco da Gama en su viaje hacia las islas de las especias
descubrió la desembocadura del Zambeze en el océano Índico.
En el siglo XVI los
portugueses fundaron la ciudad de Tete, una de las más antiguas de entre las africanas
al sur de la línea ecuatorial
A unos 160 kilómetros
del mar, el Zambeze recibe las aguas del lago Malawi, a través del río Shire.
Al aproximarse al océano Índico, se divide en varias ramas y forma un amplio
delta. Cada una de estas bocas principales, Milambe, Kongone, Luabo y Timbwe,
es interrumpida por una barrera arenosa.
David Livingstone viajó
en un vapor de paletas desde el delta hasta Tete, y también remontó el Shire,
siendo el primer occidental en hacerlo, lo que le llevó a concebir esperanzas
de que todo el cauce del río fuese navegable. Tanto el Zambeze como el Shire le
permitieron penetrar en el interior del continente africano y contemplar todas
sus maravillas: los lagos Chilwa y Malawi, el territorio de la actual Malawi,
las laberínticas ciénagas del Shire, donde abundan los elefantes, y el monte
Morrumbala.
A lo largo de los 2.628
kilómetros de recorrido, el Zambeze atraviesa hasta seis países y en ellos se
encuentran algunos de los mejores Parques Nacionales y Reservas del continente
africano. Cabe pues considerar que son extraordinarias las especies de animales
salvajes que se encuentran en estos territorios. Abundan los hipopótamos en los
tramos tranquilos del río, y también se encuentran cocodrilos. En varios
lugares hay varánidos y las selvas ribereñas acogen muchas especies de gran
tamaño, como el búfalo africano, la cebra, la jirafa y el elefante. Sin
embargo, por debajo de las presas de Kariba y Cahora Bassa, el cese de las
inundaciones anuales ha hecho que este hábitat sea vea drásticamente recortado,
con la consiguiente reducción en las poblaciones de grandes mamíferos.
En las aguas del río
habitan varios cientos de especies de peces, algunas de las cuales son
endémicas de este río, incluso de gran tamaño. El llamado gayarre o “tiburón
del Zambeze” en realidad se encuentra en todo el mundo. Normalmente habita en
aguas costeras, pero puede encontrarse también tierra adentro en algunos
grandes ríos, entre ellos el Zambeze. Es un tiburón de gran tamaño que puede
resultar peligroso para los seres humanos.
El resplandor del
amanecer ilumina la travesía del río Zambeze, donde los nativos viajan como
siempre lo han hecho, en canoa. Ahora, una vez conseguida cierta estabilidad
política en el sur de África, como narran escritores viajeros como Paul Theroux
o Javier Reverte, se abre el camino hacia algunos de los lugares más vírgenes
del continente, siguiendo las huellas del mítico explorador-misionero David
Livingstone.
(Ver
interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)