La civilización inca o quechua, fue la última de las grandes
civilizaciones precolombinas que conservó su estado independiente (imperio
incaico) hasta la conquista del Perú (1532-1533). Con la extensión del imperio,
ésta fue absorbiendo nuevas expresiones culturales de los pueblos anexados y se
ubicó en los actuales territorios del Perú, Argentina, Bolivia, Chile, Colombia
y Ecuador.
Desde la ciudad sagrada
de Cuzco, los quechuas consolidaron
un Estado que logró sintetizar los conocimientos artísticos, científicos y
tecnológicos de sus antecesores. Basados en un concepto de expansión del
Estado, el Tawantinsuyo (Imperio
inca) recogió aquellos conocimientos y los potenció. En la actualidad, algunas
costumbres y tradiciones de la desaparecida civilización inca prevalecen aún en
países como Bolivia, Ecuador y el Perú.
La conquista del Perú,
realizada entre 1530 y 1540 por los españoles, encabezados por Francisco
Pizarrro, puso fin al imperio. Sin embargo, focos de resistencia de los
llamados incas de Vilcabamba se mantuvieron hasta 1572.
La economía inca se basó
en la agricultura que desarrollaron mediante técnicas avanzadas en su tiempo,
como las terrazas de cultivo llamados andenes
para aprovechar las laderas de los cerros, así como sistemas de riego heredados
de las culturas pre-incas. Cultivaron maíz, maní, yuca, papa, frejoles,
algodón, tabaco y coca, entre otros. Las tierras eran propiedad comunal y se
trabajaban de forma colectiva. Desarrollaron también una ganadería de camélidos
sudamericanos (llama y alpaca). Por los caminos incas transitaban todo tipo de
mercancías: desde pescado y conchas del Pacífico hasta sal y artesanías el
interior.
Entre las expresiones
artísticas más impresionantes de la civilización inca se hallan los
extraordinarios templos (Sacsayhuamán y Coricancha), los palacios y los
complejos estratégicamente emplazados (Machu Picchu, Ollantaytambo y Pisac).
No obstante, aunque han
transcurrido muchos siglos y se siguen estudiando sus costumbres, en torno a la
civilización inca continúan existiendo aún muchos enigmas e indescifrables
misterios.
LA CAPITAL HISTÓRICA DEL PAÍS
Cuzco, sin lugar a
ningún género de dudas la ciudad más rica en la historia precolombina, se halla
ubicada en el sureste del país, en la vertiente oriental de la cordillera de
los Andes y en la cuenca del río Huatanay. Según está declarado en la
constitución peruana, es la “capital histórica” del país.
La ciudad es la séptima
más poblada del Perú, con una cifra ligeramente inferior al medio millón de
habitantes. Está superada por Lima, la capital oficial, Arequipa, Trujillo,
Chiclayo, Iquitos y Piura.
Cuzco fue antiguamente
la capital del imperio inca y una de las ciudades más importantes del
Virreinato del Perú, en cuya época y bajo el dominio español proliferaron las
iglesias, palacios y plazas barrocas y neoclásicas, lugares que en la
actualidad se han convertido en el principal centro de interés turístico de la
ciudad y de todo el país.
Declarada Patrimonio de
la Humanidad en 1983 por la UNESCO, suele ser denominada, debido a la gran
cantidad de monumentos que posee, la “Roma de América”.
Cuzco se expande por el
valle que forma el río Huatanay y por los cerros aledaños. Su clima es
generalmente seco y templado. Tiene dos estaciones definidas: una seca entre
abril y octubre, con días soleados, noches frías con heladas y temperatura
promedio de 13ºC; y otra lluviosa, de noviembre a marzo, temperatura promedio
de 12ºC. En los días soleados, la temperatura alcanza los 20ºC, aunque el
ligero viento de la montaña es habitualmente frío.
Por su antigüedad y
trascendencia, el centro de la ciudad conserva muchos edificios, plazas y
calles de épocas precolombinas, así como construcciones coloniales.
INTERESANTE PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO
Entre los principales
lugares de interés cabe citar la Catedral. En realidad, la primera Catedral de
Cuzco es la Iglesia del Triunfo, construida en 1539 sobre la base del palacio
de Viracocha Inca. En la actualidad, esta iglesia es una capilla auxiliar de la
Catedral.
Entre los años 1560 y
1664 se construyó la Basílica Catedral de esta ciudad sobre el sunturwasi (casa del cóndor). Para ello, se reutilizó la piedra como
material principal, extraídos de
edificios incas, servidos como canteras cercanas, y también se reutilizaron
bloques de granito de color rojo desde el complejo inca de Sacsayhuaman.
Esta gran Catedral, de
plano renacentista, presenta interiores tardo-góticos, barrocos y platerescos y
posee una de las más destacadas muestras de orfebrería colonial. Importantes
son igualmente sus altares de madera tallada.
La Plaza de Armas que
fue llamada en tiempo de los incas el “Lugar de la Alegría”, comprendía también
lo que en la actualidad es la plazoleta del regocijo y la plaza de San
Francisco. Esta plaza ha sido el escenario de diversos hechos importantes en la
historia de la ciudad, como la proclamación de la independencia del Perú.
Igualmente, la plaza fue el escenario del magnicidio de José Gabriel Túpac
Amaru II, considerado el primer gran caudillo de la resistencia andina a las
Reformas Borbónicas.
Los españoles
construyeron progresivamente en la plaza una variopinta arquería de piedra, con
mano de obra cuzqueña, que después de diferentes reconstrucciones perdura en la
actualidad.
Actualmente la Plaza de
Armas es el escenario de la mayoría de celebraciones y acciones cívicas,
representaciones de las festividades incas al dios Sol, procesiones dedicadas a
diferentes santos católicos, marchas conmemorativas y ferias como la que se
celebra antes de la de la Navidad. Sin duda, se trata del auténtico corazón de
la ciudad.
Otro de los puntos de
interés radica en la Iglesia de la Compañía, cuya construcción iniciaron los
jesuitas en 1576 sobre el Amarucancha (barrio-templo de la deidad inca de la
serpiente) o palacio del Inca Huayna Cápac. Esta considerada una de las mejores
muestras del estilo barroco colonial del continente americano.
Su fachada es de piedra
tallada y su altar mayor es de madera tallada y revestida con pan de oro. Se
construyó sobre una capilla subterránea. Adicionalmente, destacan dos capillas,
la de la Virgen de Lourdes y el antiguo oratorio de San Ignacio de Loyola. Este
templo posee una valiosa colección de lienzos coloniales de la Escuela
Cusqueña.
A destacar también el
Coricancha, el santuario, más importante dedicado al dios Sol en la época del
imperio inca. Se dice que: Este templo
fue llamado el sitio de oro ya que todos sus muros habían sido recubiertos con
láminas de oro por los incas.
Teniendo esta estructura
como base, aquí se construyó el convento de Santo Domingo, de estilo
renacentista. La edificación, de una sola torre barroca, sobrepasa en altura
las otras edificaciones de esta ciudad. En su interior se encuentran magníficos
muros incas, además de pinturas de la Escuela Cusqueña.
En una visita a Cuzco
no hay que omitir un paseo por el barrio
de San Blas, donde se concentran los artesanos, talleres y tiendas de artesanía
que convierten este rincón en uno de los lugares más pintorescos de la ciudad. Sus
calles son empinadas y estrechas con antiguas casonas construidas por los
españoles sobre importantes cimientos incaicos. Tiene una atractiva plazoleta y
la parroquia más antigua de Cuzco, edificada en el año 1563, que posee un
púlpito de madera tallada considerado como la máxima expresión de la época
colonial.
La calle Hatun Rumiyuq
es la más visitada por los turistas. Va desde la Plaza de Armas hasta el barrio
de San Blas y en ella se puede apreciar la llamada piedra de los doce ángulos.
Finalmente, destacar el
convento o iglesia de la Merced, cuya fundación data de 1536. El primer
conjunto mercedario fue destruido por un terremoto en 1650 y posteriormente
reconstruido. Sus claustros de estilo barroco renacentista destacan
particularmente, así como la sillería del coro, pinturas coloniales y tallas de
madera.
EL VALLE SAGRADO DE LOS INCAS
En los Andes peruanos,
el valle sagrado de los incas está compuesto por numerosos ríos que descienden
por quebradas y pequeños valles; posee numerosos monumentos arqueológicos y
pueblos indígenas.
Este valle fue muy
apreciado por los incas debido a sus especiales cualidades geográficas y
climáticas. Fue uno de los principales puntos de producción por la riqueza de
sus tierras y lugar donde se producía el mejor grano de maíz en el Perú.
En el valle sagrado de
los incas se diseminan hermosos pueblos coloniales que se crearon, y que en la
actualidad muestran su mestizaje en arquitectura, arte y cultura viva. Aquí se
encuentran los poblados de Chinchero y sus tejedoras, Pisac y su feria
artesanal, Ollantaytambo con su fortaleza y su pueblo inca vivo, Maras Moray,
Urubamba y tantos otros que asombran a propios y visitantes. Cada uno de ellos
es un mundo en sí mismo, y en conjunto componen una forma inédita de conocer la
región más tradicional de los Andes sudamericanos.
El valle sagrado de los
incas está comprendido entre las poblaciones de Pisac y Ollantaytambo, paralelo
al río Vilcanota. Se puede acceder a él desde la ciudad de Cuzco.
Sacsayhuamán o Saqsahuma es un centro arqueológico
importante por constar de muchas construcciones en roca caliza.
El laberinto de Qenko con sus canales en zigzag y su
piedra muda al centro como un ara frente a la que posiblemente se prosternaban
los adoradores del Sol y la madre Tierra.
Tambomachay o Tampumachay es conocido por sus canales
y caídas de agua que demuestran los avances de los arquitectos y de los
ingenieros hidráulicos incaicos. Tambomachay se consideró un centro de culto y
homenaje al agua.
La plaza principal de Pisac es un lugar entretenido, lleno de
colorido y con diversos artículos a la venta. Este pueblo es famoso por su
observatorio astronómico. Pisac es un pueblo mestizo construido sobre restos
indígenas por el virrey Francisco Álvarez de Toledo. Aquí se puede asistir a
una misa en quechua en medio de
indígenas y varayocs o alcaldes
regionales. Igualmente, se puede comprobar cómo los agrónomos incas resolvieron
el problema de sembrar en las pendientes de los cerros. En el mercado típico se
puede observar como los campesinos que asisten de distintas comunidades siguen
usando el sistema de trueque, es decir cambiando un producto por otro.
En Moray se pueden ver cuatro construcciones de piedra circulares concéntricas, formando una especie de anillos
que se van ensanchando mientras ascienden. Sus construcciones están sostenidas
por recios muros de piedra; alrededor de la construcción principal se pueden
observar andenes que forman una especie de herraje. Hay quienes opinan que
estas construcciones pueden haber servido como terrazas o anfiteatro para
ceremonias cívico-religiosas y no solamente para utilización agrícola.
La importancia del
pueblo de Maras se origina por la
extracción de sal, desde la época de los incas fue muy importante por el
mineral, indispensable para el consumo humano, en la época de la Colonia
continuó su importancia y ello vino a demostrarse en la numerosa Comunidad
Jesuita instalada en la zona. En la actualidad se pueden apreciar las hermosas
portadas talladas en las casas que pertenecieron a los sacerdotes.
De igual forma se
encuentran las hermosas ruinas de Moray, según los entendidos fue un centro de
experimentación de cultivos usado por los incas para la aclimatación de
productos traídos de otras zonas.
La zona arqueológica de Ollantaytambo es otra obra monumental
de la arquitectura incaica. Ha sido construida sobre dos montañas en un lugar
estratégico que domina todo el valle. Constituyó un complejo militar,
religioso, administrativo y agrícola.
El ingreso se realiza
por una puerta llamada Punku-punku, hecha de piedra y doble jamba imperial. Hay
que empezar por ascender por unas escalinatas rigurosamente bien trazadas y una
vez en la parte superior, se encuentra
la obra maestra de los arquitectos y picapedreros incas. Ollantaytambo es la
única ciudad que se conserva casi intacta y sus casas sirven aún como viviendas
donde moran sus descendientes. El diseño de la ciudad, sus ejes, su estructura
urbanística, la belleza de los volúmenes y sus juegos de luces y sombras atraen
a los visitantes.
Chinchero es un
pueblo que también conserva el estilo de la época. Se trata de una zona muy
turística donde los visitantes suelen adquirir los clásicos recuerdos, además
de comprar objetos, vestimentas y accesorios de todo tipo.
LA CONQUISTA DEL VALLE
Los pobladores más
notables de la antigüedad fueron los ayarmacas,
gentes que provenían del Altiplano, quienes se asentaron en el valle, cerca de
Ollantaytambo, en busca de mejores tierras para el cultivo. Los cronistas se
refieren a este pueblo como los tampus
y estaban emparentados con los incas en lengua y cultura, lo que les permitió
conservar cierta independencia, que conservaron hasta la llegada del Inca
Pachacútec, quien los conquistó anexando a su imperio el valle de Tambo, como
se llamaba en aquel tiempo.
La segunda conquista del
valle, esta vez por las manos españolas, en 1536, convirtió el lugar en
escenario de capítulos sangrientos de la historia del Perú, cuando la rebelión
del Manco Inca, el último gobernante del Tahuantinsuyu, quien fue impuesto por
los conquistadores como un rey-títere. Al enterarse de ello, Manco Inca decidió
sublevarse y se atrincheró en Ollantaytambo, desde donde puso en jaque a las
tropas españolas durante más de medio siglo.
(Ver
interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)