HORIZONTES INFINITOS
Estepas interminables y
desoladas extensiones de bosques y tundras proliferan a lo largo y ancho de los
más de 1.566.000 kilómetros cuadrados de superficie de este país ubicado entre
el Asia Central y Oriental, limitado por dos colosos como Rusia y China, y en
su parte más meridional por el Gobi, uno de los mayores desiertos de nuestro
planeta.
Mongolia es una tierra
de insólitos parajes que siempre ha excitado la imaginación occidental, desde
que hace siglos de ella se tuvieron noticias a través de míticos viajeros como
Marco Polo, que recorrían las legendarias rutas de la seda.
Las redes comerciales
organizadas a partir del negocio de la seda china desde el siglo I a.C. se
extendieron por toda la inmensidad del
continente asiático, conectando la vieja Chang’an en China, con
Mongolia, Karakórum, el paso de Khunjerab, Susa (Persia), el valle de Fergana
(Tayikistán) y convirtiendo en populosas, ciudades importantes como Samarcanda
(Uzbekistán), Taxila en Pakistán, Antioquía en Siria y hasta Alejandría en
Egipto y Constantinopla (la actual Istanbul), en los confines de Europa.
Considerado como uno de
los países más grandes del mundo, entre la mayoría de los casi tres millones de
habitantes, existe una alta tasa de nómadas y seminómadas, casi todos
pertenecientes a la etnia mongol, y con una minoría de etnias túrquicas como los kazajos. Casi la
mitad de la población vive en las ciudades, mientras que en las zonas rurales, los asentamientos agrícolas
han comenzado a reemplazar a los grupos seminómadas. Con un promedio de menos
de dos habitantes por kilómetro cuadrado, Mongolia es el estado soberano con
menor densidad de población en el planeta. A pesar de que antaño fue el
chamanismo la religión tradicional, el budismo tibetano es la doctrina
mayoritaria del país, siendo junto con Bután, las únicas naciones
independientes donde esta religión es predominante.
Con una extensión que es
aproximadamente la mitad de la India y varias veces la superficie de España,
Mongolia no tiene salida al mar.
La región central
consiste en estepas relativamente planas. La fracción sur del país está situada
en el desierto de Gobi, mientras que las zonas norte y oeste son de carácter
montañoso. El punto más elevado del país es el monte Kujten-Uul con 4.374 metros, situado en los montes Altai.
El clima es continental,
con una gran amplitud térmica. La mayor parte del país sufre altas temperaturas
en su corto verano, y un terrible frío en el prolongado invierno, pudiendo
descender las temperatura hasta los -30ºC. Ulán Bator, es la capital del estado
con la temperatura media anual más baja en todo el mundo. Las temperaturas en
muchos casos bajan hasta los -45ºC.
Las precipitaciones son
mayores en el norte (entre 20 y 35 centímetros anuales) y menores en el sur
(entre 10 y 20 centímetros anuales), llegando a ser casi nulas en algunas
secciones del Gobi.
EL IMPERIO MONGOL
Una gran cantidad de
pueblos han habitado Mongolia a lo largo de su historia. La mayor parte eran
nómadas que formaron de vez en cuando grandes confederaciones desde épocas
prehistóricas.
A principios del siglo
XIII, el pueblo mongol se hallaba dividido en muchas tribus; con una lucha
interna por mantener su reinado y la dominación de una tribu sobre otra. Un
destacado líder tribal, Temuujin (1167-1227), hijo de Esugey Baatar, a los trece años sucedió a su padre
como jefe tribal, quien con sus cualidades como guerrero, sus dotes para
ganarse fieles aliados y bajo la ira de ver saqueada su tribu tras morir su
padre, supo disciplinar a su tribu con solo 25 años de edad y unificar bajo su
mando a todos los mongoles, lanzándose a la conquista de todo el mundo a su
alcance. En el año 1206 formó el Estado Mongol y fue proclamado gran rey del
Imperio con el nombre de Gengis Khan.
Gengis Khan y sus
sucesores más inmediatos conquistaron prácticamente la totalidad de Asia y la
Rusia europea, enviando ejércitos incluso a lugares tan lejanos como la Europa
Central o el sureste asiático.
Años más tarde fue su
nieto, Kublai Khan, quien conquistó China y fundó la dinastía Yuan (1279-1368),
ganando una gran fama en toda Europa debido a los escritos de Marco Polo.
Los manchúes, un grupo
tribal que conquistó China en el año 1644 y formó la dinastía Quing, una
dinastía foránea que ocupó el trono imperial en Pekín hasta 1911, consiguieron
mantener bajo su control a Mongolia en 1691.
La caída de la dinastía
Quing (1616-1911) a manos de las fuerzas republicanas en China, propició la
independencia de la Mongolia Exterior. Aunque fue breve su independencia, ya que
las tropas chinas ocuparon la capital mongola en 1919. Mongolia Exterior
declaró la independencia de China en 1921 con el apoyo del ejército rojo, y
hasta 1924 no se formó un gobierno independiente, cuando la República Popular
de Mongolia fue creada con el apoyo soviético.
Durante la Segunda
Guerra Mundial, la URSS defendió a Mongolia de Japón. La República de Mongolia
fue reconocida como Estado independiente por la República China en 1946, pero
éste reconocimiento sería anulado unos años después.
Tras el final de la
Guerra Civil China, el nuevo Estado de la República Popular China aceptó la
petición soviética de reconocer la independencia de Mongolia. Las relaciones
fueron distantes entre China y Mongolia, y ésta última se alineó con el bando
soviético, de manera evidente tras la ruptura chino-soviética de 1958. En 1990,
los comunistas abandonaron el control sobre el gobierno, aprobando una nueva
constitución en 1992, que creó un Estado híbrido presidencial/parlamentario.
CULTURA Y ECONOMÍA
Aunque perduran
vestigios de antiguas culturas, como asentamientos de la edad de piedra, la
mayoría del folclore tradicional del país se ha ido perdiendo en generaciones
sucesivas. Los primeros trabajos literarios de Mongolia son epopeyas y crónicas
históricas. La crónica imperial, la Historia Secreta de los mongoles, refiere
la vida de Gengis Khan.
Las crónicas históricas
del siglo XVII comprenden relatos tradicionales dentro del contexto del Asia
Central.
Actualmente, la
República de Mongolia ha alentado la cultura nacional patrocinando escuelas de
teatro y de arte, y un teatro nacional de música y arte dramático.
Por lo que respecta a la
economía de Mongolia cabe decir que está basada principalmente en el petróleo,
el carbón mineral y el cobre, con una participación menor de la minería del
molibdeno, tungsteno y fosfato. El sector industrial y el agrícola tienen una
participación similar (21,4% y 20,4% respectivamente) en el PIB del país.
El principal socio
comercial de Mongolia es China, destinatario del 46,6% del total de sus
exportaciones. Rusia, por su parte, provee el 80% del petróleo que consume el
país.
El Transmongoliano es la
principal conexión ferroviaria entre Mongolia y sus vecinos. La vía es en
realidad una bifurcación del Transiberiano que, con origen en Ulán-Ude, se
adentra en Mongolia, cruza Ulán Bator y la frontera con China, donde se une al
sistema ferroviario chino en Jining. Otra vía conecta la ciudad de Choibalsan
con el Transiberiano, aunque está cerrada a los pasajeros a partir de la ciudad
de Chuluunkhoroot.
LOS HEREDEROS DE GENGIS KHAN
Originariamente, los
mongoles fueron una confederación de tribus que se enfrentaban a los tártaros, keraitas, merkitas y naimanos.
Posteriormente fueron sólo una división de lo que hoy en día llamamos la nación
mongol. Gengis Khan acabó unificándolos a todos y el término mongol se empezó a utilizar para
designarlos a todos.
A pesar de que no eran
muy numerosos (unos 200.000 en el auge de su imperio) tuvieron una gran
importancia en la historia euroasiática, no en balde bajo el liderazgo de
Gengis Khan, crearon el segundo mayor imperio de la historia, gobernando
alrededor de unos 35 millones de kilómetros cuadrados y a más de cien millones
de personas. En su mayor momento de esplendor
su imperio se extendía desde Corea hasta Hungría, incluyendo Afganistán,
Pakistán, Georgia, Armenia, Azerbaiyán, Persia, Turquía, Rusia, China y gran
parte de Oriente Medio.
Los mongoles dependieron
de forma destacada del comercio con los habitantes de las ciudades, pero no
dudaron en asaltar a los pueblos en tiempos difíciles. Como nómadas, no podían
acumular provisiones para los tiempos difíciles o para apoyar a los artesanos.
Cuando el comercio con el norte de China se redujo, poco después de que Gengis
Khan llegara al poder, los mongoles recuperaron su tradición de obtener los
bienes mediante asaltos al norte de China.
Pero la expansión
militar de los mongoles no fue solo una parte de su larga tradición como
saqueadores. Al contrario, la unificación de las tribus mongolas por parte de Gengis
Khan hizo que se convirtiera en una posibilidad y una necesidad. Esto es debido
a que en la cultura mongol de la época, la gente respetaba a los líderes
políticos, pero sobre todo valoraban a aquellos que demostraban sus virtudes en
combate.
Los arqueros mongoles
contaban con flechas silbadoras para hacer señalizaciones e incluso flechas
capaces de atravesar armaduras. Una de las tácticas de Gengis Khan consistía en
prender fuego a animales vivos, como elefantes y caballos, para después
enviarlos a toda carrera contra las líneas enemigas. Los mongoles fueron los
primeros en utilizar la pólvora como arma de guerra.
Los mongoles tenían por
costumbre usar la misma vestimenta tanto hombres como mujeres, lo cual hacía
difícil diferenciarlos. A partir de los tres años, a los niños mongoles se les
ataba frecuentemente a sus caballos para enseñarles a montar. A lo largo de la
historia, todos los mongoles siempre tuvieron fama de grandes jinetes.
En cuanto a costumbres
matrimoniales eran bastante diferentes de las occidentales. Podían unirse entre
parientes, un hombre podía casar con su hermana, pero sólo por parte paterna, y
con la mujer de su padre tras la muerte de éste. Además, el hermano menor, tras
la muerte del mayor estaba obligado a casarse con su cuñada.
En su condición de
pueblo nómada, solían vivir en tiendas de campaña hechas de piel de caballo. A
este tipo de vivienda se le conoce con el nombre de yurta.
En lo que respecta a la
alimentación comían carne de caballo, perro, lobo y zorro, y si era necesario
comían carne humana. No tenían en su alimentación ni pan, ni verduras ni
legumbres. No producían vino ni cerveza, que la tenían que importar cuando era
posible. No obstante producían una bebida alcohólica derivada de la
fermentación de leche equina. Bebían mucha leche de yegua y también de camella,
de cabra y oveja. Cuando la leche escaseaba, cocían mijo en agua y bebían el
caldo.
La actividad más
importante de los hombres era la caza y trabajaban sólo para producir armas.
Tenían un gran espíritu
de cooperación, nunca se robaban ni se peleaban entre ellos, difícilmente
traicionaban a su señor y eran muy respetuosos los unos con los otros.
A principios del siglo
XIV, el aumento del comercio y probablemente un enfriamiento del clima,
facilitaron la expansión de diversas plagas que animaron las revueltas e
invasiones. Los primeros emperadores Ming dirigieron diversas campañas en Mongolia y destruyeron
varias ciudades, motivo por el cual los mongoles tuvieron que pasar a una
actitud más belicista en defensa de sus tierras. Estos ataques llevaron
finalmente a la reconstrucción de la Gran Muralla por parte de China.
Ante la ávida
contemplación del viajero que procede de lejanas tierras, ninguna imagen ofrece
mayor sensación de libertad que la de un jinete mongol, surcando el viento
mientras galopa por las inmensas estepas de este país de horizontes infinitos.
(Ver interesante colección
gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)