UNA CIUDAD CON VOCACIÓN UNIVERSAL
Capital de la comunidad
autónoma de Galicia, pertenece a la provincia de La Coruña. La ciudad
antigua es Patrimonio de la
Humanidad por la
UNESCO desde el año 1985.
En ella tiene su sede el
gobierno autonómico gallego (Xunta de Galicia) y el Parlamento. Destaca por ser
un importante núcleo de peregrinación cristiana, junto con Jerusalén y Roma, al
señalar la tradición de que allí se dio sepultura al Apóstol Santiago el Mayor.
Todos los documentos de
los siglos IX, X y XI asignan al lugar el nombre de Arcis Marmoricis. Por encontrarse en ella el sepulcro del Santo se
utilizaba en latín Locus Sanctus
(Lugar Santo) y Locus Santi Iacobi
(Lugar de Santiago).
Esta famosa ciudad
convertida en centro de peregrinación en el noroeste de España se transformó
bien pronto en un símbolo de la lucha de la cristiandad contra el Islam.
Destruida por los musulmanes a finales del siglo X, fue completamente
reconstruida en los años siguientes. Con sus edificios románicos, góticos y
barrocos, la ciudad vieja de Santiago es una de las más hermosas zonas urbanas
del mundo. Los monumentos más antiguos se agrupan alrededor de la tumba de
Santiago y la Catedral, que contiene el notable Pórtico de la Gloria considerado la obra
culminante de la escultura románica.
UN PASEO POR LA
CIUDAD
Una vez visitada con
detenimiento la catedral y en la misma plaza del Obradoiro se encuentra el Hostal de los Reyes Católicos (que
originariamente fue un hospital) llamado así como consecuencia de la visita
realizadas por los Reyes Católicos en el año 1486, para atender a los
peregrinos que en aquella época recorrían el Camino de Santiago. Transcurrido
un cierto tiempo ordenaron la construcción de una gran hospedería con la ayuda
de las rentas recibidas en la victoria de Granada. Las obras duraron diez años
y los Papas ofrecieron indulgencias a cuantos cooperasen. Es de estilo
renacentista plateresco.
En su fachada se puede observar lo siguiente:
- Izquierda de abajo a arriba: Adán, Santa Catalina y San Juan el Apóstol.
- Derecha de abajo a arriba: Eva, Santa Lucía y María Magdalena.
- Friso: Los doce Apóstoles. En las enjutas: medallones de Isabel y Fernando.
- Ala izquierda de la ventana central: Cristo, Santiago el Mayor y San Pedro.
- A la derecha de la ventana central: Virgen con el Niño, San Juan Evangelista y San Pablo.
- En los pináculos de arriba: Seis ángeles con instrumentos musicales.
Dos grandes escudos
flanquean la portada, con las armas de Castilla y a sus flancos, la cruz en un
redondel que es el emblema del Hospital. Rica cornisa de piedra con diferentes
labores. En su interior puede visitarse la capilla que tiene una importante
reja de entrada. Cuatro patios la rodean, dos de ellos renacentistas y otros
dos barrocos.
Palacio de Rajoy
Es un edificio del siglo
XVIII que forma el cuarto lado que delimita la explanada del Obradoiro. La obra
fue mandada construir por el arzobispo Bartolomé de Rajoy al arquitecto Carlos
Lemaur bajo los cánones neoclásicos para varias funciones: Seminario de
Confesores (eran los que atendían a los peregrinos en la catedral y eran lenguajeros porque hablaban varios
idiomas); para residencia de los niños del coro de la catedral; para Casa
Consistorial y también como cárcel.
Su fachada es simétrica,
con un zócalo almohadillado porticado, pilastras de orden gigante a partir de
la balconada de la planta noble, y cornisa cubierta en su tramo central por un
frontón recto cuyos relieves reproducen la batalla de Clavijo, coronado por una
estatua de Santiago Matamoros, y en los tramos laterales, por dos frontones
curvos con los escudos del arzobispo inscritos.
Colegio de San Jerónimo
Es el actual Rectorado
de la Universidad,
fundado por el arzobispo Alonso III de Fonseca en el siglo XVI para estudiantes
pobres.
La portada es románica y
perteneció al antiguo Hospital de la Azabachería.
A la izquierda puede verse a Santiago, San Juan y San
Francisco. En la derecha están San Pedro, San Pablo y San Mauro. Sobre la
arquivolta se encuentra el escudo del fundador.
Pazo de Gelmírez
El Palacio de Gelmírez
es un edificio de los siglos XII y XIII. Se trata de un monumento importante de
la arquitectura civil románica. En el comedor, los nervios de la bóveda
descansan sobre unas ménsulas que, en conjunto, representan un banquete de la época.
Los dos pisos superiores pertenecen al Palacio Arzobispal considerando su fácil
accesibilidad a la Catedral.
Plaza de Abastos
Es el Mercado de Abastos
de la ciudad y considerado uno de los más importantes de España. Es un lugar
muy visitado.
El mercado actual data
de 1941 y está edificado en el mismo emplazamiento que el anterior mercado que
era del año 1870. En él se desarrolla una importante actividad en lo referente
al producto fresco de Santiago y toda la comarca.
Monasterio de San Martin Binario
Convento benedictino
originario del siglo XI. El edificio actual, de estilo barroco, es el
monasterio de mayor tamaño de España después de San Lorenzo de El Escorial.
Destacan en su interior el claustro mayor o procesional, así como la cúpula y
el crucero de la iglesia conventual (ambos del siglo XVII). El presbiterio de
la iglesia está presidido por el retablo más espectacular del barroco
compostelano. En la fachada del monasterio, sobre la puerta de entrada
enfrentada a la
Azabachería, puede verse: San Benito, un balcón, escudo de
España y arriba un grupo escultórico que representa a San Martín de Tours
partiendo su capa.
Desde la escalinata
exterior de la fachada hay una bella perspectiva de la catedral.
Convento de San Francisco
San Francisco del Valle de
Dios es un monasterio franciscano fundado a comienzos del siglo XIII. Está
situado en el casco viejo de Santiago y fue declarado Monumento
Histórico-Artístico.
Plaza de la
Quintana
Se llama también de Los
Literarios, en memoria del Batallón Literario, estudiantes que combatieron
contra Napoleón. Tiene dos niveles separados por una escalinata: Quintana de Mortos, que ocupa la parte
inferior y Quintana de Vivos, la
parte superior. Una Quintana es una puerta o plaza delante del camposanto en
donde se vendían víveres.
Monasterio de San Paio de Antealtares
El inmenso Convento de
las Pelayas, de clausura, se construyó al mismo tiempo que la basílica de
Santiago. Una lápida sobre su fachada a la Quintana recuerda a Los Literarios. La calleja
lateral de entrada a la iglesia del convento es la Vía Sacra. Tiene
magníficos retablos barrocos y un órgano del siglo XVIII. Se celebran con
frecuencia conciertos de música barroca.
Casa canónica o de La Conga
Obra del arquitecto
Domingo de Andrade. Está situada en el lado sur de la plaza de la Quintana, enfrentada con la Casa da Parra.
Originariamente era vivienda de los canónigos de la catedral. Destaca en su
composición la logia o soportal de planta baja y la chimenea en cubierta.
Plaza de Platerías
Está delimitada por la Catedral
y el claustro en dos de sus lados. Enfrentada a la Catedral está la Casa del Cabildo y en el
centro de la plaza destaca la fuente barroca denominada Fuente de los Caballos.
Casa del Cabildo
Maravilla del barroco
español del siglo XVIII res obra de Clemente Fernández Sarela. Se construyó
como frente ornamental. Tiene muy poco fondo, aproximadamente cuatro metros. En
el centro, sobre la cornisa, están otra vez la urna y la estrella. En las
esquinas, dos gárgolas con forma de cañón. En la composición destaca la
utilización del denominado Orden Compostelano, caracterizado por la
interposición de cilindros entre el entablamento y los capiteles de pilastras,
detalle original del barroco santiagués.
Rúa do Vilar
Conserva en su lado
oeste (pares) el los soportales originales y conteneos, mientras que en el lado
contrario (impares) se encuentra porticada sólo en algunos tramos. Las
Ordenanzas de policía urbana de 1780 obligaban a la supresión de soportales y
voladizos en edificios nuevos, para ensanchar la calle. En los números 1 y 3
está la Casa del
Deán, obra barroca con fachada visible desde la plaza de las Platerías. Hacia
la mitad de la calle (números 51-53) se encuentra la antigua sala de cine y
teatro “Yago”. En el número 59 se encuentra la Casa-Pazo de Baamonde. A
su derecha está el callejón de Entrerrúas (que comunica con la
Rúa Nova). Al final de la calle se llega a
la plaza del Toral, presidida por el Palacio de los Marqueses de Bendaña, del
siglo XVIII, obra de Clemente Fernández Sarela. Sobre el escudo remata un
Atlante con el Orbe sobre los hombros. Es la sede del Museo-Fundación Eugenio
Granell
Capilla de Ánimas
Está situada en la calle
de Casas Reales. Su construcción comenzó en 1784 y se celebró la consagración
del nuevo templo bajo la advocación del Santísimo Cristo de la Misericordia en 1788.
La fachada se construyó en el cambio de siglo. El templo posee una tipología de
planta rectangular, con nave única, tres capillas laterales a cada lado y
presbiterio con capilla mayor rectangular más estrecha que la nave.
En cuanto al concepto de
altar y al planteamiento del programa iconográfico desarrollado en su conjunto,
hay que decir que responde a la religiosidad de la cofradía y al ceremonial
específico del Vía Crucis.
Una visita a Santiago
puede completarse paseando por la Rúa Travesa, donde se encuentra la iglesia de
Santa María del Camino y muy cerca, la curiosa “Ruela Sae se podes”, conocida
por ser la calle más estrecha de la ciudad. Así como también rincones de
especial encanto como la plaza de Toural, la Rúa das Orfas, la Casa da Parra
y terminar el recorrido en la Rúa
do Franco o calle de los vinos, que va desde el edificio de Correos a la Porta Faxeira. Una zona de
bares, marisquerías y pulperías.
Por
supuesto, resulta imposible estar en Galicia y no probar algunas de sus
exquisitas especialidades gastronómicas, como el caldo gallego, unas buenas
vieiras, el lacón con grelos y el pulpo a
feira.
CAMINO DE SANTIAGO
Durante más de mil años, el
Camino de Santiago ha conducido a los peregrinos hasta el santuario de un
apóstol de la Cristiandad: Santiago el Mayor. Su tumba, descubierta una noche del 813 en el monte sagrado
del Libredón, bajo una lluvia de estrellas, sería la piedra fundacional de una
prodigiosa Catedral y de una ciudad que, desde entonces, atraería las
huellas de los caminantes hasta convertirse en un destino con el rastro y el
eco de toda Europa.
Cada vez que un peregrino se
echa a andar por las viejas sendas continentales del Camino de Santiago, se
pone en marcha un antiguo mecanismo de búsqueda común a toda la Cristiandad: el viaje
hacia la Salvación. Y,
con él, vuelve a iniciarse la experiencia profundamente humana del propio
descubrimiento. Así como las rutas que conducen a Santiago son muchas,
múltiples son también las vías para el hallazgo más íntimo, ése que aseguran
experimentar todos los peregrinos a medida que avanzan por los caminos de los
encuentros fortuitos o de la soledad, de las voces y del silencio, del paisaje
umbrío o la seca llanura, en pos de una única meta. Santiago de Compostela.
HISTORIA
Y TRADICIÓN APOSTÓLICA
La peregrinación a Santiago
fue el acontecer religioso y cultural más destacable y más profundamente vivido
de la Edad Media,
hecho reconocido recientemente por el Parlamento Europeo, que designó al Camino
Primer Itinerario Cultural europeo, y por la UNESCO, que lo declaró Patrimonio de la Humanidad.
El hallazgo de la tumba del
Apóstol, ocurrido hacia la segunda o tercera década del siglo IX, constituía el
final lógico de una tradición oral y escrita que, tras la muerte de Jesucristo,
ubicaba a Santiago el Mayor como evangelizador en tierras de la antigua
Hispania, según sugerían el Breviarum Apostolorum en el siglo
VI-VII y los textos firmados por el anglosajón Beda Venerabilis y el asturiano Beato de Liébana en el siglo
octavo. Al hecho histórico de la decapitación del Apóstol por Herodes Agrippa
en el año 44, siguen las explicaciones proporcionadas por el Códice
Calixtino o la Legenda
Aurea para dar fe de su traslado a tierras del confín
continental, aquellas en las que había transmitido las enseñanzas de Cristo. El
cuerpo sin vida de Santiago habría sido conducido por dos jóvenes discípulos en
barco tripulado por ángeles, que cruzó el Mediterráneo y subió por la costa
portuguesa hasta el puerto romano de Iria en la provincia de Gallaecia. Allí,
tras una serie de hechos milagrosos, Santiago habría sido finalmente sepultado
en el monte Liberum Donum, en un
lugar vagamente designado como Arcis
Marmoricis.
Casi ochocientos años más tarde
-continúa la tradición- un ermitaño habría avistado luces celestiales que lo
condujeron hacia el lugar sagrado, cuya historia permanece en el misterio
durante los años de la desintegración del Imperio Romano, la constitución de un
reino suevo y la dominación visigótica. El eremita habría avisado a Teodomiro,
obispo de Iria, sobre el descubrimiento, y el Rey Alfonso II hizo construir ya
entonces una pequeña iglesia, que dejó bajo la custodia de monjes benedictinos.
Antes de terminar el siglo IX, Alfonso III encargaba la construcción de una
basílica mayor, digna del acontecimiento que comenzaba a mover a los fieles de
Europa.
La noticia coincidía con un importante momento político para la consolidación del reino
astur-galaico, en cuyo territorio ocurría el hallazgo. Expulsadas las tropas
musulmanas del norte de España, era menester repoblar el territorio y tender
hacia el resto de Europa una sólida red para la circulación de personas,
mercancías e ideologías. En la titánica tarea sería decisivo el hecho de contar
con un centro religioso de la talla de Roma o Jerusalén, que de alguna manera
“independizaba” espiritualmente al reino naciente del extendido imperio de
Carlomagno.
INICIO Y AUGE DE LAS PEREGRINACIONES
Las oleadas de peregrinos no se
hicieron esperar. Toda la cristiandad deseaba visitar la tumba del Apóstol,
especialmente tras las invasiones turcas que interrumpieron la peregrinación a
Jerusalén justo cuando en Santiago -era el año 1078- se había comenzado a
construir la catedral románica. Se iniciaba así la era dorada de la
peregrinación a Compostela y se consolidaba la ruta más promovida y mejor
dotada por reyes y autoridades eclesiásticas: el Camino de Santiago.
La peregrinación a Santiago se
transformó así, desde muy temprano, en el acontecer religioso y cultural más
destacable y más profundamente vivido de la Edad Media, hecho
reconocido recientemente por el Parlamento Europeo, que designó al Camino
Primer Itinerario Cultural europeo, y por la UNESCO, que lo declaró Patrimonio de la Humanidad.
Si bien los primeros peregrinos
del siglo X recorrieron el que hoy se conoce como Camino del Norte, a través de
la cornisa cantábrica, la expansión de la Reconquista permitió
pronto a los reyes Sancho el Mayor de Navarra y Alfonso VI de León trazar un
itinerario a través del territorio recién liberado, que encadenaba las
capitales de los reinos navarro, castellano y leonés hasta desembocar en
Santiago. Se conoce como Camino Francés y está descrito en todas sus variantes
en el Códice Calixtino, obra
atribuida al monje Aymeric Picaud y escrita por encargo del Papa Calixto II
alrededor del año 1139. Su quinto libro puede considerarse la primera guía de
viaje europea, pues indica las rutas que seguían ya en el siglo XII los
peregrinos por Francia para llegar a la Ciudad del Apóstol, y describe los recursos y las
impresiones que aguardaban en cada región a los aventurados viajeros.
(Ver
interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)