S U N D A R B A N S


(1ª Parte)
 EL REFUGIO DEL TIGRE DE BENGALA

Bosques inundados, una selva impenetrable, dunas bordeando grandes lagunas, exuberantes manglares, zonas pantanosas… son los Sundarbans de la India y Bangladesh. Un mundo misterioso, auténtica maravilla de la naturaleza y una explosión multicolor de excepcional belleza, pero también un lugar enigmático donde el peligro puede acechar a cada paso.
La mayor parte de la región disfruta de una alta precipitación y un clima muy cálido, sumamente favorables para el desarrollo de una profusa vegetación, que en esta porción del planeta se transforma en una densa y tupida jungla, cuyo solo nombre evoca un entorno de humedad y calor, árboles gigantes y plantas trepadoras, extraños insectos, peligrosos reptiles de mordedura mortal, algarabía de monos y terribles cazadores de piel manchada, apenas visibles entre la penumbra del follaje.
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ya que es un ejemplo único de ecosistema de estuario y manglar, Sundarbans es un lugar en el que se dan una serie de coincidencias geográficas y climáticas que parecen haber conspirado para crear un universo donde hierve la vida. Un rincón del Asia tropical que para el hombre occidental es aún otro mundo bastante desconocido, terrible a veces, extraño otras, apasionante siempre, y en el que todas las sorpresas son posibles.

EL MAYOR BOSQUE DE MANGLARES DEL MUNDO
La región de los Sundarbans se extiende a través de India y Bangladesh y a lo largo de alrededor de 10.000 kilómetros cuadrados de tierra, agua y vegetación, siendo el hábitat de diversas especies: tigres, mamíferos acuáticos, aves y reptiles, algunas de las cuales se hallan en peligro de extinción.
En el golfo de Bengala el nivel del mar aumenta cada año de forma superior a como lo hace en otros océanos y ello es debido al deshielo de los glaciares del Himalaya que vierten sus aguas en los caudalosos ríos Ganges, Brahmaputra y Meghna, entre otros, que desembocan en el inmenso delta que está considerado como uno de los mayores del planeta. Durante los monzones, el volumen de agua es impresionante: más de 3.600 millones de litros de agua por segundo desembocan en la bahía, creando un mosaico extraordinario de humedales y bosques. La vida acuática es asombrosa por la gran cantidad de ríos y pantanos.
Desde 1975 y a pesar de la construcción de un dique, cuatro islas situadas en el interior de los Sundarbans desaparecieron bajo las aguas, lo que provocó el desplazamiento de unos seis mil habitantes y esta cifra aumentará en el futuro, no en balde, como consecuencia del calentamiento global, se estima que antes de una década el 15% de las tierras habrán quedado inundadas.
El manglar es un hábitat considerado a menudo un tipo de bioma, o lo que es igual, un conjunto de ecosistemas característicos de una zona biogeográfica que está definido a partir de su vegetación y de las especies animales que predominan. Este bioma está formado por árboles (mangles) muy tolerantes a la sal que ocupan la zona entre pleamar y bajamar cercana a las desembocaduras de cursos de agua dulce de las costas de la latitudes tropicales.
Los manglares desempeñan una función clave en la protección de las costas contra la erosión eólica y por oleaje. Poseen una alta productividad, alojan gran cantidad de organismos acuáticos, anfibios y terrestres; son el hábitat de centenares de especies de peces, moluscos y crustáceos, y por tanto desempeñan un papel fundamental en las pesquerías litorales y de la plataforma continental. También son el hábitat temporal de infinidad de especies de aves migratorias.
En estas tierras, el mangle es el “árbol de la vida”. De las cincuenta especies verdaderas de mangles del mundo, veintiséis se pueden encontrar en Sundarbans. Las mareas entrantes lo sumergen dos veces al día y las mismas actúan como amortiguadores que reducen la invasión del mar a través de la acción capilar y el intercambio químico, disminuyendo incluso la salinidad del agua de la tierra. Asimismo, las plantas deterioradas y podridas por el entorno húmedo y caluroso, alimentan un plancton rico y diverso en el que prosperan los cangrejos y los peces.
En condiciones en las que la mayoría de las plantas se asfixiarían, los mangles han tenido que adaptarse. Sus sistemas de raíces aéreas crecen hasta llegar a un grosor considerable y hacen frente a la inestabilidad física del terreno de barro mojado. Sus correosas y enceradas hojas gruesas se conservan en agua dulce cuando llueve, aunque también tienen glándulas de sal que excretan el exceso de sal del agua marina. El barro en el que crecen es muy rico, pero no contiene oxígeno por lo que los mangles tienen que desarrollar un tejido esponjoso en la corteza que les permite tomar oxígeno directamente del aire.

UNA EXTRAORDINARIA VIDA ACUÁTICA
Sundarbans es un ecosistema único y, tanto India como Bangladesh, tienen varios Parque Naturales o Santuarios de Vida Salvaje que son atravesados por canales, ríos y zonas inundadas. Un laberinto que resulta casi impenetrable, especialmente durante las mareas altas de agua salobre, cuando se mezclan con el agua dulce de las corrientes interiores.
Se trata de una región que es un ejemplo asombroso de la adaptación de la vida animal a las condiciones excepcionales. A pesar de lo inhóspito que resulta este escenario, han logrado sobrevivir en los Sundarbans un cierto número de animales de gran tamaño. El búfalo acuático, por ejemplo, así como los jabalíes y ciervos moteados habitan todavía en lugares donde el agua no es demasiado salobre.
Durante siglos, los animales que viven aquí han evolucionado de formas muy diferentes. Los mudskippers respiran por la piel y utilizan las aletas pélvicas para subir árboles y escapar así de las mareas; los cangrejos violinistas cambian de color con las mareas y sobreviven en la tierra manteniendo el agua en las branquias y “espumeándola” para crear oxígeno.
El delfín de río al que se ve planeando corriente arriba y abajo del Ganges, es sólo una de las muchas curiosidades de la vida de los peces que plagan las aguas de este maravilloso rincón.
Los ciervos moteados segregan el exceso de sal del agua a través de sus glándulas; incluso las serpientes se han adaptado a sorprender a sus presas en el barro y todo el entorno acuático.
En las llanuras de lodo hay millones de gusanos excavadores y poblaciones prósperas de camarones viven en las extensiones más saladas que están cercanas al mar.
Aquí también se encuentra el peligroso cocodrilo de los pantanos, en las marismas de los manglares del Sundarbans. En el delta abundan los cocodrilos de agua salada, aparte de ser la reserva del tigre real de Bengala, el más hermoso felino de gran tamaño.

EL TIGRE, DUEÑO Y SEÑOR EN LOS SUNDARBANS
Solitario, arrogante, poderoso, el mamífero más bello de todo el reino animal es un terrible depredador.
El animal más representativo del subcontinente indio es el tigre, símbolo de todos los peligros de la jungla. La visión de su cuerpo largo y esbelto, de oro y negro rayado, deslizándose sigilosamente a través de la maleza es una de las cosas que nunca se olvidan. Nada más espectacular y salvaje.
Hubo un tiempo en que esos magníficos animales se encontraban por toda Asia, pero hoy en día la mayoría de ellos frecuentan los terrenos quebrados cubiertos de bosque bajo, donde todavía la caza es abundante. El tigre es un animal nativo de las regiones frías que busca lugares frescos y umbríos cercanos al agua, en la cual puede bañarse o quedarse sumergido (lo cual es un comportamiento inesperado para un miembro de la familia de los felinos). Suele cazar al anochecer, solitario y silencioso, y prefiere seguir las sendas trazadas en la maleza por los jabalíes, ciervos y bóvidos, sus presas favoritas.
El tigre utiliza para cazar su vista y su oído, extraordinariamente desarrollados, pero usa muy poco su agudísimo sentido del olfato; sin embargo, puede seguir un cebo que ha sido arrastrado por el suelo de la selva durante una distancia considerable. Cuando divisa una pieza, el tigre aguarda a que esté a su alcance o bien hace el mejor uso posible del terreno para acercarse a ella. Su habilidad de confundirse con el paisaje es realmente extraordinaria. Aun mirando fijamente durante varios minutos el matorral donde se oculta, no se le puede detectar hasta que abandona dicho escondite.
Cada tigre tiene su propio territorio y los pocos nativos que recorren el bosque conocen a cada animal del sector. Sólo mirando sus pisadas, pueden decir cuál es el tigre que ha pasado por allí y describirlo con tanta precisión que la bestia puede reconocerse una vez muerta. Este territorio varía con el tipo de terreno y con la abundancia de caza, pero según George B.Shaller, que estudió el comportamiento de los tigres en varias reservas, puede llegar a tener de veinticinco a treinta millas en su mayor dimensión.
Adentrándose en la espesa jungla, rastreando entre las hierbas altas que cubren el terreno, su presencia suele ser, por lo general, sólo detectada por algunos monos o incluso algún sambar. Ellos son quienes alertan y permanecen expectantes, sabedores de lo que va a suceder en breves instantes. Durante unos breves segundos se puede escuchar un zumbido de moscas que hacen temer lo peor…Luego se produce un silencio absoluto. Pocas veces la visión de un animal causa tanto impacto como la de un tigre que se halla al acecho de una presa, siempre desconfiado y dispuesto a matar.
El tigre de Bengala, un animal solitario y territorial como el resto de sus parientes, llega a pesar casi 300 kilos. Esa piel que le ha costado tantos disgustos a lo largo de su historia le camufla perfectamente en la jungla. Estos rasgos, unidos a la increíble capacidad para moverse con sigilo, la velocidad a la hora de saltar sobre la presa y su potencia muscular, han hecho de él un cazador casi infalible.
El tigre es el auténtico amo y señor en las tierras pantanosas de los Sundarbans, el gran enemigo que nadie quiere encontrarse.

(Ver interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)

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