(2ª Parte) DEL HIMALAYA AL OCEANO INDICO
KAZIRANGA, EL HÁBITAT DEL RINOCERONTE INDIO
Assam
es todavía una de las regiones más arboladas y selváticas de la India, ya que la vegetación
primitiva todavía cubre casi una cuarta parte del país; de ahí que sea también
una región muy interesante y rica en especies salvajes.
En
Assam los elefantes son todavía numerosos y siguen existiendo ejemplares del
rinoceronte asiático unicornio (se han extinguido las otras dos especies). El
rinoceronte asiático que había sido tan frecuente en las llanuras y algunas
colinas desde la India
hasta Birmania, actualmente sólo se encuentra en el valle de Rapti y las selvas
de Chitwan (Nepal) y aquí en Assam.
La
reserva de Kaziranga es un claro ejemplo de su hábitat, se encuentra a orillas
del río Brahmaputra y al sur limita con las colinas de Mikir, de hecho es una
llanura pantanosa, inundada periódicamente por el río. Está cubierta por altas
hierbas, juncos, cañas de azúcar salvajes y una serie de árboles, algunos de
ellos similares a la acacia.
Hay
un río que serpentea a través de la región y varios estanques que contienen
grandes cantidades de peces. La reserva de Kaziranga es el reino de los
rinocerontes unicornios por excelencia, un lugar donde, al haberse acostumbrado
a la presencia del hombre, pueden ser fácilmente observados. También abundan
los búfalos acuáticos, de la misma especie que el animal doméstico que se
encuentra en los arrozales de toda Asia tropical. Son animales enormes, de gran
tamaño y peso que pasan todo el día inmersos en el agua y asomando sólo la
cabeza. El gaur o bisonte indio es
incluso mayor que el búfalo y, aunque resulta raro verlo en terrenos pantanosos
como los que bordean el Brahmaputra, es mucho más abundante en los bosques
abiertos.
Aunque
ninguno de estos animales se use para el transporte o para dar leche, entre los
nativos su posesión se interpreta como un signo de riqueza.
También
hay una gran variedad de ciervos en la reserva, el sambar indio es uno de ellos, otro es el chital o el baransingha.
También existe el kakar, cuyos
berridos de alarma siempre detectan la presencia de un tigre o un leopardo.
Quien
visita la reserva de Kaziranga también puede contemplar numerosas especies de
aves.
El
tigre de Bengala, el más hermoso felino de gran tamaño, ha disminuido mucho en
número debido a la caza furtiva, pero aún así su presencia siempre inesperada
se hace patente en esta reserva relativamente próxima a los Sundarbans, en el
delta del Brahmaputra y el Ganges.
Con
las primeras luces del amanecer, avanzar a lomos de un elefante entre la vegetación
húmeda y, de repente, sorprender a un rinoceronte indio entre la jungla, supone
una maravillosa experiencia, y una de las principales razones para que el
viajero acuda a Kaziranga, el más grande y accesible de los parques que alberga
un gran número de estos rinocerontes unicornios.
El
Kaziranga National Park, un santuario de la vida salvaje con 430 kilómetros
cuadrados de superficie, está considerado Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO.
A
176 kilómetros al norte de Guwahati también se encuentra otro de los parques
naturales, el Manas Wildlife Sanctuary, que ocupa la espesa selva que bordea la
frontera con Bhután. El rinoceronte unicornio, así como el tigre, búfalo
salvaje o el rarísimo langur dorado,
viven aquí aunque resulta difícil verlos dado lo espeso de la jungla. Existen
en Assam otros dos pequeños parques, el Orang y el Sonai.
BANGLADESH Y EL GOLFO DE BENGALA
El
vertiginoso cauce del río Brahmaputra, que al penetrar en Bangladesh tiene el
nombre de Jamuna, recibe las aguas del Ganges (entonces llamado Padma) y
también las del Meghna, junto con una serie de caudalosos afluentes, para
terminar formando el mayor delta del mundo.
El
Padma penetra en Bangladesh procedente de la India, al oeste, muy cerca de
Nawabganj, siendo Rajshahi la ciudad más importante a lo largo de este
recorrido. Por su parte, el río Meghna procede del este, de las montañas (cerca
de la frontera con Myanmar) y debido a la unión de varias corrientes de agua.
Se encuentra con el cauce del Jamuna y el Padma a la altura del distrito de
Chandpur, al sur de Dhaka, y en algunos lugares llega a alcanzar una anchura de
hasta doce kilómetros.
Por
desgracia, las inundaciones adquieren a menudo la violencia de un maremoto,
arrastrando los bosques, cosechas y pueblos enteros en un ímpetu de agua
fangosa. Sin embargo, el fértil lodo también contribuye a enriquecer el suelo.
Situada
en el corazón del país y a orillas de los grandes ríos, Dhaka, la capital, es
una ciudad tan superpoblada como bulliciosa. Y como suele suceder en otras
ciudades del sudeste asiático, en ella llaman la atención los permanentes
atascos que forman parte de su muy peculiar paisaje urbano. Un caos que absorbe
los sentidos y en el que los desvencijados rickshaws
con su ritmo cadencioso juegan un papel preponderante. Todo ello salpicado en
ocasiones por los multicolores saris indios o por el anaranjado de las túnicas
budistas.
Dhaka
no es una ciudad destacada por sus grandes monumentos y al ser su población
mayoritariamente musulmana, no es de extrañar que en ella abunden las
mezquitas, algunas de ellas realmente espectaculares.
Fundado
en 1678 por un hijo del emperador Aurangzeb, el fuerte Lalbagh (Jardín Rojo) se
yergue al oeste de la ciudad y es un edificio relevante. En las cercanías y
sobre el río se halla el ruinoso Bara Katra, un antiguo caravanserai desde cuyo tejado se domina Dhaka.
La
mezquita de la Estrella, cuya blanquecina superficie marmórea está recubierta
de pequeños mosaicos de cristal, y la de Sat Gombad, también conocida como la
de las “siete cúpulas” suelen ser las más visitadas.
La
zona del bazar Chowk, en la parte más antigua de Dhaka, cobra vida por la gran
cantidad de gentes que se mueven a través de sus apiñadas callejas, no en balde
constituyen el centro del sistema de transporte fluvial del país.
Fuera
de la capital y en el suroeste del país, muy cerca de la Bengala india, se
encuentra Khulna, una ciudad industrial con bastantes factorías de yute y que
cuenta con un floreciente puerto interior. Es el lugar de referencia para
aproximarse al parque Nacional de los Sundarbans.
Unos
220 kilómetros al sur de la capital, en el golfo de Bengala y próxima a la
frontera con Myanmar, se ubica Chittagong, segunda ciudad en importancia del
país y el mayor puerto marítimo. En la cercana Cox’s Bazar se extiende la que
está considerada como la mayor playa del mundo con alrededor de 120 kilómetros
de longitud.
Albergando
en su geografía el mayor litoral selvático del mundo, la playa más extensa que
se conoce y su paisaje una belleza salvaje e intacta, Bangladesh conserva un
peculiar encanto. Sus habitantes, muy a pesar de que la gran mayoría vive en
los umbrales de la pobreza más absoluta, siguen conservando la sonrisa en sus
rostros y no cesan de rogar a sus dioses para que les defiendan de las cíclicas
catástrofes a que se ven sometidos, siempre derivadas de las fuerzas de la
naturaleza.
Desde
el glaciar Kubigangri, cerca del sagrado monte Kailash, en el Himalaya, hasta
el amplísimo delta que se desparrama en el golfo de Bengala, o lo que es igual
desde el Tíbet hasta Bangladesh, el río Brahmaputra tiene 2.948 kilómetros de
extensión y está considerado uno de los ríos más caudalosos de nuestro planeta.
(Ver
interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)