B H U T A N

EL REINO DEL DRAGÓN

 

Existe un lugar en la tierra que incluso los más experimentados viajeros consideran un privilegio visitar. Y aunque sea uno de los mejores destinos, muy pocos lo visitan. Se trata de Drukyul, Bhután, "la tierra del Dragón del trueno". Un pais donde la felicidad es más que un sueño.
No se encuentra en la actualidad un objetivo de viaje tan fascinante. Situado en el tramo oriental del Himalaya, entre el estado indio de Sikkim (que le separa de Nepal) y el Tíbet, el reino de Bhután se resiste a globalizarse prefiriendo mantener su paraíso oculto. Está marcado por su salvaje belleza natural donde la profundidad de su vegetación cambia drásticamente a medida que sus junglas subtropicales a nivel del mar, se funden con las zonas de temperatura fértil y se elevan a los imponentes glaciares del norte. El prístino entorno mantiene el habitat de exótica fauna y es el último refugio para especies en extinción como son el langur de cabeza dorada, la grulla de cuello negro e incluso el tigre de Bengala.
El reino de Bhután es el último bastión del budismo Vajrayana, una práctica espiritual conocida como una de las escuelas de enseñanza más profundas en el mundo budista. Los sagrados monasterios que cuelgan precarios sobre escarpados precipicios, el ondeo de las banderas de rezo que se alinean en las más altas cumbres y los monjes con sus togas rojas entonando cánticos  durante el día y la noche, dotan a este reino de un aura de tiempos pasados. Son muchos los que aseguran que quizá sea ésta la auténtica morada de los dioses, quien sabe si el último Shangri-la.
El pueblo de Bhután ha heredado de todo ello una cultura rica y lo ha convertido en la esencia de su singular identidad. Tienen la seguridad de que el hombre sólo puede sobrevivir manteniéndose en contacto con el pasado. La acometida de la globalización se contrapesa con los valores que han mantenido unida a la sociedad humana durante siglos.
No resulta sorprendente que el principal objetivo de la vida para los habitantes de este reino sea la felicidad interior. El desarrollo económico, una de las finalidades de gran parte de la humanidad, para ellos es únicamente un medio para alcanzar el objetivo real de la felicidad.
Posiblemente sea el último destino desconocido que existe y así es como al pueblo de Bhután le gustaría que siguiera. Por consiguiente, el minucioso control de la política de turismo del gobierno del país exhorta a sus visitantes, esencialmente: a llevarse solamente sus fotos y dejar únicamente sus huellas.

UNA HISTORIA PERDIDA EN LA ANTIGÜEDAD
Hallazgos arqueológicos tales como estructuras en piedra, armas o restos de elefantes sugieren que los valles montañosos de Bhután estuvieron habitados durante varios miles de años. Sin embargo, no existen registros históricos de los tiempos a los que corresponden los hallazgos o muchos de los documentos se han perdido tras el incendio que arrasó la antigua capital de Punakha, en 1827. Los historiadores han teorizado que los nombres dados al territorio antiguamente: Lhomon (oscuridad meridional) o Monyul (Tierra Oscura) hacen referencia a los monba, un pueblo aborigen que habría creado un reino entre el 500 a.C y el 600 d.C. Los nombres Lhomon Tsendenjong (País del Sándalo), y Lhomon Khashi (País de las cuatro aproximaciones) son los que aparecen en las antiguas crónicas tibetanas y butanesas.
Los butaneses están emparentados con los tibetanos del norte, compartiendo tesoros físicos, lingüísticos y culturales, que señalan que en alguna época desconocida del pasado, una migración importante de tibetanos llegó a través del Himalaya para establecer la base de la actual población. En el siglo VIII, el gurú indio Padmasambhava (Gurú Rinpoche) llegó a Bhután trayendo el budismo y estableciendo un número de templos y monasterios, incluyendo el famoso monasterio Taktshang construido en lo alto de un risco sobre el valle Paro y Kurjey Lhakhang en Bumthang. Hasta los primeros años del 1600, Bhután existía como una mezcla de feudos guerreros hasta que fue unificado por el lama y líder militar tibetano Shabdrung Ngawang Namgyal, así fue como una teocracia budista se instaló a partir del s. XVII. Escapando de enemigos políticos en el Tíbet, llegó a Bhután en 1616 e inició un programa de fortificación y consolidación militar, supervisando la construcción de impresionantes dzongs o fortalezas tal como Simtokha Dzong, la cual protege la entrada al valle de Thimphu. Un líder perspicaz que usó símbolos culturales así como también la fuerza militar para establecer una identidad nacional butanesa, incluyendo la iniciación de un número de bailes sagrados para ser interpretados en los festivales anuales tsechu. Tras su muerte, una lucha interna y una guerra civil erosionaron el poder del shabdrung durante los siguientes doscientos años cuando en 1885, Ugyen Wangchuck pudo consolidar el poder y cultivó lazos cercanos con los británicos en la India. El shabdrung estableció también un sistema dual de gobierno por el cual, el control del país fue compartido entre un líder espiritual (Je Khempo) y un líder administrativo (Desi Druk), una política que ha existido de forma modificada hasta la actualidad.
En los primeros años del 1700, los butaneses invadieron el reino de Cooch Behar al sur, (actualmente es una división administrativa del estado indio de Bengala Occidental) poniéndola bajo su soberanía. En 1772, los Cooch Behari apelaron a la Compañía Británica, quienes se unieron a los Behari para sacar a los butaneses y atacar a la misma Bhután en 1774. Finalmente, se firmó un tratado de paz y Bhután se retiró a sus fronteras anteriores a 1730. Sin embargo, la paz no se mantuvo y los conflictos fronterizos con los británicos continuaron durante el siglo siguiente. Los años entre 1870 y 1880 estuvieron marcados por la guerra civil entre los poderes centrales de los valles de Paro y Trongsa. En 1885 Ugyen Wangchuck, el penlop (gobernador) de Trongsa, logró controlar el país y terminar con la guerra civil, ayudado por el apoyo de los británicos. Se estableció una monarquía en 1907 bajo la influencia británica, la cual situó a Wangchuck como gobernador absoluto de Bhután. Tres años después, se firmó un tratado por el cual el país se convertía en protectorado británico. La independencia fue conseguida en 1949, con la India guiando los asuntos exteriores y la ayuda provisional. de las Indias Orientales
Bajo la dirección del tercer rey de Bhután, Jigme Dorji Wangchuck, el país adoptó una política de exposición gradual al mundo exterior. Bhután logró el reconocimiento de las Naciones Unidas como nación soberana en 1971.
Jigme Singye Wangchuck, fue el cuarto monarca del país, ascendió al trono en 1972 a los 17 años y a la muerte de su padre. Su coronación en junio de 1974 fue la ocasión idónea para invitar a un selecto número de diplomáticos y personalidades políticas de todo el mundo al aislado reino, marcando el comienzo de la interacción regular con los visitantes foráneos. El cuarto rey mostró una gran habilidad en conducir a su país hacia la modernidad, preservando la distintiva cultural butanesa con sus raíces en el siglo XVII. Reinó hasta el 15 de diciembre de 2006 fecha de su abdicación, entregando el trono a su hijo Khesar Namgyel Wangchuck.
El Gobierno de Bhután es una monarquía constitucional desde 1994. El 6 de noviembre de 2008 el rey, posó sobre la cabeza del joven monarca de 28 años la tradicional corona en forma de cuervo convirtiéndolo en el quinto dragón de la dinastía Wangchuck. Esta escena simbólica tuvo lugar en el momento previsto por los astrólogos de la Casa Real. Habiendo cursado estudios en Oxford, el nuevo rey ha dado un paso importante para modernizar la institución a la que representa, uniéndose en matrimonio recientemente en el dzong de Punakha con la atractiva Jetsun Pema, universitaria educada en la India y el Reino Unido, diez años más joven que él y una apasionada de la pintura y el baloncesto.

UN PAÍS OCULTO EN EL HIMALAYA
Las abruptas pendientes del Himalaya dividen al país en una sucesión de valles, aislados unos de otros, pero todos ellos de una incomparable belleza natural.
El Himalaya domina el norte del país donde muchos picos alcanzan los 7.000 metros de altitud. Posiblemente sea el Gankhar Puensum la cima más importante con sus 7.540 metros. Se distinguen tres zonas en el país: las altas montañas del norte, los profundos valles entre estas montañas y las zonas bajas del sur, que recuerdan al paisaje predominante en la vecina India.
Todos los ríos forman parte de la cuenca del río Brahmaputra, aunque ninguno de ellos es navegable. Se distinguen en el país cuatro sistemas hidrográficos: Drangme Chhu, en el este, que es el más importante; el Puna Tsang Chhu, también llamado Sankosh; el Wang Chhu; y el Amo Chhu. Discurren rápidamente por lo general en dirección sur. En el fondo de los numerosos glaciares de montaña hay grandes lagos y cada vez son más debido al deshielo experimentado por las temperaturas medias. Estos glaciares que cubren hasta el 10% de la superficie y las lluvias del monzón son los que alimentan los numerosos ríos del país.
El clima varía del subtropical en la planicie de Duars, al templado, de inviernos fríos y veranos cálidos, en los valles de las montañas centrales. En el Himalaya los inviernos son severos y los veranos frescos. El clima se vuelve más inclemente a medida que se asciende a las mayores elevaciones. Como la mayoría de los países asiáticos está afectado por el monzón. Primero en verano por el monzón del suroeste, que trae mucha humedad. Durante el otoño se prolonga este monzón en parte. El monzón de invierno procedente del suroeste trae fuertes ventiscas, las nevadas son comunes hasta en alturas de 3.000 m y se producen fuertes tormentas.
La temperatura varía según la altura. En Thimphu, por citar un ejemplo, a 2.200 metros varía entre 15ºC y 26ºC durante el monzón de verano, pero baja en enero hasta -4ºC a 16ºC.


GENTES AISLADAS DEL MUNDO, PERO FELICES

En el apartado de la demografía, el censo es un asunto controvertido. Según lo declarado recientemente por el gobierno no superaba los 800.000 personas, en cambio se estimaba en más de 2.000.000 con otros censos. La razón argumentada es el temor a que un país con escasa población no fuese admitido en la ONU. Por otro lado, existen quejas de la población de origen nepalí, ya que aseguran que la disminución del censo es debido a que no se tiene en cuenta a gran parte de la población de este origen.
La población se concentra sobre todo en los valles cultivables, en las zonas del sur, y en los pequeños pueblos y ciudades.
Los pueblos del país pertenecen a la cultura tibetana, sobre todo están aún más relacionados los pobladores del oeste, que son los hegemónicos llamados buthia. Los pueblos del este se denominan sharchops (orientales) y el grupo occidental se llama ngalop. Estos pueblos practican el budismo tibetano pero en el oeste se sigue la escuela budista Drukpa Kagyu que es la oficial y en el este la Nygmapa El resto de la población son originarios de Nepal, que son mayoritariamente hindúes (con una pequeña minoría musulmana) que habitan las regiones bajas del sur.
El idioma nacional es el dzongkha. El gobierno clasifica los 19 idiomas tibetanos relacionados como dialectos de dzongkha. El tshangla, íntimamente relacionado con el dzongkha, es hablado en las zonas orientales, mientras que el nepalí lo hablan en el suroeste. El inglés también tiene el rango de lengua oficial, aunque en los pueblos lo desconocen prácticamente.
Los butaneses son, por lo general, amables y acogedores, aunque la barrera que supone el idioma en ocasiones les hace ser poco comunicativos. No obstante, suplen cualquier problema con una sonrisa encantadora, incluso en las zonas rurales suelen acercarse a cualquier visitante dado que son muy curiosos. Hay que tener en cuenta que en estas latitudes, el exótico es precisamente cualquier visitante.
Bhután permaneció cerrado al turismo hasta el año 1979 y desde aquella fecha se admiten grupos organizados pero de forma restringida. El gobierno trata de limitar la entrada solo a turistas que estén dispuestos a gastar más de 100 $ diarios. Sigue siendo uno de los países más aislados del mundo, hay muchas regiones en las que está restringido el turismo para mantener intacta la cultura local.
La tasa de alfabetización es del 42,4 %. Hasta 1999 no llegó la televisión y desde 2004 está prohibida la venta de tabaco.
Casi todas las fiestas, que son muchas, espectaculares y multicolores, al ser de tradición budista o hindú se fijan por el calendario lunar o con el solar, por lo que no tienen ninguna correspondencia exacta con el calendario occidental. Los llamados tsechus o festivales de danza son el motivo principal de las grandes celebraciones. En ellos, los grupos de danzantes, siempre ataviados con ropas de vistosos colores y máscaras, suelen reproducir pasajes de la vida del Gurú Rimpoché. Este tipo de celebraciones suponen para los butaneses una oportunidad de purificar las malas acciones cometidas durante el año, en realidad las danzas sirven para ahuyentar a los malos espíritus.

RECÓNDITOS LUGARES DE INTERÉS
En 1968 era el único país de Asia que no poseía cartografía. En Bhután no existen ciudades tal y como las concebimos los occidentales. Por lo general todo se reduce a una fortaleza (dzong), donde solía vivir antaño el señor feudal, rodeada de casas separadas entre sí y habitadas por labradores y pastores que cuidan de las tierras. Todas estas casas decoradas con profusión de dibujos y flores en vivos colores, son un ejemplo de la arquitectura típica y propia del país. Sólo en Thimphu, a 2.407 metros de altitud, destaca algo de modernidad  (tiene alrededor de 35.000 habitantes), aunque, pese a ejercer de capital, no deja de ser un pueblo con algunas calles, unos pocos coches y la gente siempre vestida al modo tradicional.
En Thimphu el dzong Tashiccho es la sede del Gobierno. Se trata de uno de los edificios más grandes de Asia después del Potala de Lhasa, la capital del Tíbet y está formado por varios palacios. El rey dispone de un palacio más pequeño y rodeado de jardines, pero en el que vive de forma más independiente. Este dzong tiene una estupa en su interior del más puro ambiente tántrico.
En Thimphu puede visitarse también el dzong de Simtoka, convertido en escuela budista.
Atravesando bosques de exuberante vegetación y de gran belleza, desde Thimphu se puede llegar hasta Punakha, considerada la capital invernal (con unos 30.000 habitantes) y su fortaleza monástica construida en el siglo XVII es el más notable de todo el reino. Sus escaleras de acceso están a una altura considerable, igual que los ventanales. Dichas escaleras podrían ser retiradas en  caso de una posible invasión, lo que convierte la fortaleza en poco menos que inexpugnable. Fue aquí donde se coronó al primer rey del país.
Está situada a unos 1.300 metros de altitud y en un valle abierto hacia el sur, lo que supone que su clima no sea tan riguroso en invierno. La principal actividad económica es el cultivo del arroz en las riberas de los dos ríos Pho Chu y Mo Chu, en cuya confluencia se emplaza el dzong, siendo por ello muy vulnerable a las inundaciones debidas a las crecidas de ambos ríos.
Bhumtang. Los cuatro valles de esta región (Ura, Chumey, Tang y Choekhor) concentran los templos budistas más importantes (siglo VIII). Cada uno de estos cuatro valles tiene su propio dialecto.
Trongsa. Es una antigua fortaleza rodeada de un fértil valle. Su santuario-monasterio de torres cilíndricas se alza sobre las colinas que rodean el pueblo.
La paz y tranquilidad invaden cada rincón de este pueblo singular.
Esta armonía sólo queda truncada con cierta frecuencia cuando se celebran festivales de tiro con arco, el deporte nacional (el rey es un entusiasta). Todas las dianas son celebradas con cánticos y danzas por todos los asistentes. Se trata de un auténtico espectáculo medieval.
Paro es la ciudad más occidental del país a 2.345 metros de altitud y tiene como telón de fondo el magnífico Himalaya coronado de nieve. Una panorámica que se convierte en un auténtico espectáculo visual. Hace unos pocos años contaba con unos 20.000 habitantes.
Aquí se encuentra el único aeropuerto del país, donde llegan los aviones de Druk Air, la línea aérea nacional, procedentes de Nepal, Bangla Desh, India y Tailandia.
Alberga el santuario de Kyichu, uno de los más antiguos del país. Las casas del valle de Paro tienen fama de ser las más bellas del país con sus fachadas decoradas y tejados de madera. Todo el país guarda en todas sus manifestaciones la más pura tradición de estilos y su arquitectura popular y religiosa, aunque con marcada influencia tibetana, tiene un carácter propio y artesano.
Taktshang es un  espectacular monasterio también llamado “nido del tigre” edificado en un acantilado inverosímil al que debe ascenderse a lomos de caballos. Una pequeña comunidad de monjes viven aislados y dedicados a la meditación en este sagrado lugar por haber morado en él durante algún tiempo el gurú Padmasamvaba, difusor de la doctrina budista por todo el Tíbet.
Wangdiphodrang está enclavado en una zona desde la cual pueden observarse unas panorámicas excepcionales del Himalaya. No muy lejana se ubica la estupa de Chendebji.
Mongar, al este del país, está en una zona de valles verdes, con un dzong muy interesante aunque su construcción es bastante nueva (1930). El camino de Bhumtang hasta Mongar es un precioso recorrido en las inmediaciones del Himalaya, con una vegetación cambiante. Interesante el paso por el alto de Thrumshing a unos 4.000 metros de altitud.
Tashi Yangtse (también llamado Trashiyangtse), es un antiguo centro caravanero cerca del cual se halla la gigantesca estupa de Kora, de estilo nepalés. Muy curiosa la Escuela de Artes Tradicionales (hermana de la existente en Thimphu) donde se enseñan pintura, alfarería, escultura en madera, trabajos en laca y bordados.

Visitar Bhután es tanto como trasladarse a la Edad Media, algo similar a lo que sucedía en Tíbet hasta que la invasión china de 1950 acabó por destrozarlo todo.
Todos sus habitantes son extraordinarios devotos de la fe budista, por ello es habitual observarles con su molinillo de oraciones.
El budismo impregna el ambiente de todo el país. En los hogares de las familias resulta muy difícil no encontrar un rincón con un motivo budista. Para los butaneses la filosofía budista es incluso más importante que sus propias vidas. Desde muy pequeños son adoctrinados en monasterios por lamas, pudiendo elegir entre seguir su trayectoria como monjes, o bien contraer matrimonio y formar una familia, pero siempre siguiendo la doctrina de Buda.
Los valles suelen estar llenos de banderas tibetanas, en las que con sus rezos depositan sus pecados para que el viento se los lleve.
Observar la meditación de los lamas en los monasterios y escuchar sus rezos en tibetano rodeados de pequeños futuros monjes, impregna el ambiente de misticismo y religiosidad.
Con el Tíbet invadido por China y más de un 70% de su población exiliada, y Nepal plagada de un creciente turismo, es en Bhután donde mejor se puede observar la práctica del budismo de la forma más tradicional.
Son gentes que apenas demuestran interés por conocer la vida y costumbres de Occidente. Bhután es un antiguo reino tibetano en el corazón del Himalaya y, sin lugar a dudas, el país más virgen de Asia.